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La reunión, que duró aproximadamente cuatro horas, no tuvo mayores expectativas ya que se produjo en medio de tensiones entre ambos países, cuyas relaciones pasan por el peor momento desde la caída de la URSS, esto a raíz de acusaciones, sanciones y expulsión de diplomáticos ante la presunta injerencia rusa en el proceso electoral de Estados Unidos, la detención del opositor de Rusia, Alexéi Navalni y los ciberataques.
Para esta cumbre, el gobierno suizo dispuso de más de 4 mil efectivos del ejército y la policía, por lo que Ginebra permaneció blindada durante el encuentro.
A su llegada a Villa La Grange, Biden manifestó que “Siempre es mejor verse cara a cara”, mientras que Putin dijo que esperaba que dicha reunión fuera productiva.
No es la primera vez que Suiza sirve como punto de encuentro entre mandatarios de estas dos naciones. En 1955, Dwight Eisenhower y Nikita Jrushchov se encontraron en la denominada cumbre de los cuatro grandes, a la que también asistieron Francia y Reino Unido. En 1985, seis años antes del final de la Guerra Fría, se dieron cita Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov, último presidente de la antigua Unión Soviética.
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