Luego de que un adolescente presentara una grave adicción al videojuego Fornite, con síntomas de trastorno en el comportamiento como el aislamiento en su casa o el rechazo de las interacciones sociales, escaso interés por su entorno, negación a acudir a los servicios sanitarios e inflexibilidad personal persistente, fue hospitalizado en la ciudad de Castellón, al este de España durante dos meses. Este se convierte en el primer caso clínico de este tipo.

El joven, que anteriormente se destacaba como un estudiante con un promedio académico alto, demostró desmejoría con el inicio del nuevo curso, sumado a abstención escolar y ruptura de los horarios de descanso.

Los profesionales que lo tratan, creen que los videojuegos actuaron como reguladores para el intenso malestar que padeció el joven por la pérdida de un familiar y por el aumento en el nivel de exigencia de su contexto educativo.

Después del tratamiento el menor ha logrado disminuir drásticamente el uso de pantallas, solo limitándose a usarlas para interacciones sociales con sus iguales y bajo supervisión.

Los especialistas que lo trataron advierten que es necesario supervisar el tiempo que los jóvenes invierten en los videojuegos, para evitar que lleguen a grados que comprometan su desarrollo cognitivo.