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Un hombre de 30 años, del que aún se desconoce su identidad, arribó el pasado domingo 24 de octubre hasta una comisaría en Tívoli, Italia, para solicitar que las autoridades lo trasladaran a una cárcel.
Al parecer, el sujeto, quien se encontraba bajo arresto domiciliario, ya no tolera el espacio que comparte junto a su esposa y por tal razón se habría fugado de la casa tras quitarse el brazalete de geolocalización.
“Ya no puede hacer frente a la convivencia forzosa junto a su esposa… Exasperado por esta situación, el detenido en su casa prefirió ‘fugarse y presentarse de manera espontánea a las autoridades para implorarles poder cumplir su condena entre rejas”, manifiesta un comunicado emitido por la Policía.
Finalmente, el hombre logró su cometido, pues fue detenido por las autoridades y posteriormente trasladado a un centro de reclusión.
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