La importancia de la memoria

A propósito de la difusión del seriado “Escobar el patrón del mal” hubo voces en el país que señalaron que mejor era no revivir esos momentos dolorosos para la sociedad colombiana, es decir, echar tierra sobre las cosas que nos causan dolor y malos recuerdos.

Esto plantea una interesante discusión entre quienes consideran que la historia de una sociedad debe ser conocida de frente con sus crudezas, efectos y protagonistas y a partir de allí efectivamente buscar que no se repita y quienes creen que se trata de maquillar el presente y meter el pasado dentro de un closet de trastos viejos para que nadie lo recuerde y crea que los problemas actuales son producto simplemente de unos ‘desadaptados’ o cualquier denominación similar.

No hay duda que Pablo Escobar y sus socios fueron protagonistas muy importantes –por supuesto no los únicos- en el estímulo del tráfico de la cocaína y en la construcción de organizaciones delincuenciales para esta actividad, incluida la conversión de grupos de autodefensas o paramilitares en su aparato militar –previo entrenamiento por mercenarios israelíes y británicos- para librar el período más álgido de narcoterrorismo que ha vivido la sociedad colombiana en la segunda mitad de los ochentas, incluyendo secuestros de miembros de las élites nacionales, grandes magnicidios y terrorismo indiscriminado contra la sociedad e instituciones del Estado.

Y muchos de estos ejércitos de sicarios se pudieron reclutar sobre la base de poblaciones en la miseria y la exclusión social para las cuales ser mercenarios de Escobar y sus socios era una de las pocas alternativas de vida y aún de “ser alguien”.

Pero también el mensaje que se envió a la sociedad, que lo importante era hacer plata, no importa a qué precio, porque socialmente ese era un camino de reconocimiento social.

Allí encontramos las raíces del principal problema que afecta la sociedad colombiana, el narcotráfico.

Esas son realidades frente a las cuales debemos colocarnos y afrontarlas con realismo, porque muchos de sus perversos efectos los seguimos viviendo hoy día.

Ojalá hiciéramos igualmente el ejercicio de revivir para las nuevas generaciones, cómo y porqué se originó este conflicto interno armado, que hoy día muchos no conocen y a otros muchos sin duda nos tiene fatigados, pero que con seguridad no vamos a poder resolverlo definitivamente si no conocemos seriamente sus raíces en la tradición de violencia política –incluida la violencia entre conservadores y liberales que causó tantos muertos y tanto desgarramiento social-, las causas, su evolución y sus protagonistas y por supuesto sus efectos perversos sobre la sociedad colombiana.

De nuevo, no podemos esconder lo que ha sido unos de los principales problemas de nuestra sociedad y que ha amenazado nuestra convivencia.

Todo ello no para hacer apología al delito ni a los delincuentes, sino para analizar cómo hemos tratado de enfrentar nuestros problemas, qué tan exitosos hemos sido en resolverlos y qué tanto de los problemas contemporáneos son herencias de problemas previos mal resueltos.

Por ello la memoria es tan importante tanto para las personas individualmente –especialmente quienes han sido víctimas-, como para las sociedades que deben enfrentar colectivamente su historia y verse en ese espejo para no repetir las equivocaciones del pasado.
 
Adenda: Qué bueno que el secuestro de Roméo Langlois haya terminado positivamente para él, aunque una vez libre sus declaraciones ya no gustaron a muchos.

Credito
ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ

Comentarios