Datos y mentiras

Refiriéndose a la información que suministra el DANE sobre los índices de precios al consumidor, el colombiano del común suele preguntarse:

¿y el Gobierno dónde merca? Tal pregunta es una manifestación de la incredulidad que le producen unas cifras que, de ser ciertas, tendrían a la población viviendo en unas condiciones por lo menos iguales a las de antaño, cuando el solo esfuerzo del padre era suficiente para sostenerse y sostener, así fuera con estrecheces, todo su núcleo familiar, por lo general numeroso.

 

Hoy, los hijos ya no son muchos y, no obstante, las privaciones siguen siendo tantas que para superarlas se hace necesario el esfuerzo compartido de varios miembros de la familia. Así pues, la gente se siente engañada, y con razón, por unos datos que, antes que reflejar la desigual relación existente entre el salario y la canasta del mercado, sólo sirven para darle brillo a una gestión de Gobierno que, en lugar de defender los intereses de los asalariados, que son los más débiles en la estructura social, defiende los del gran capital.

 

Algunas veces he recibido críticas por este tipo de comentarios. Quienes las formulan quisieran hacerme sentir pasajero del siglo XIX, cuando las ideas del socialismo comenzaban a calar en la conciencia social. Por ese entonces, los trabajadores hablaban en voz alta y tono claro de lucha de clases, de burguesía y proletariado, de régimen burgués y de socialismo, y los críticos de hoy quisieran hacerme creer superada por la historia esa terminología.

 

No comprenden que a cada paso la confirman los propios burgueses con sus desaforadas ansias de ganancia. En estos días, por ejemplo, los monopolios de las gaseosas decidieron aumentar desmesuradamente el precio de tan importante líquido. Los litrones, por ejemplo, pasaron de valer mil quinientos pesos a mil ochocientos y las bolsas de agua de cinco litros de mil seiscientos a dos mil.

 

El DANE seguramente pasará por alto estas alzas del 20 y el 25 por ciento, respectivamente, y de parecido tamaño en otros casos, mientras sigue limpiando la imagen del Estado burgués para el cual trabaja. Y mientras tanto, preguntémonos: ¿las alzas salariales hechas a los trabajadores de estos monopolios de cuánto fueron?

 

Una de mis esperanzas es la de que llegue el día en que la sola intención de informar con mentiras a la opinión pública sobre temas del Estado produzca en el funcionario que lo haga las correspondientes sanciones. Por ahora, sería bueno saber si alguna instancia del Gobierno conoció y avaló las alzas aquí comentadas, o si estas ocurrieron de facto y en contraprestación a los desembolsos hechos a favor de alguna campaña electoral. 

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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