¿Qué tiene Luis H., que no tenga yo? He sido partidario de los mormones, del nacional socialismo, de la falange, del M, del MRL, del Partido Socialista de los Trabajadores, fui seguidor de Regina 11, de la “Capitana”, de “mi general”, de Martha Lucía; repartí periódicos del Mira, me le leí Tribuna Libre, Voz Proletaria y Pekín informa; participé en el gabinete de Gabriel Antonio Goyeneche, del “Gurú” y Rubén Mejía; me casé en  La Morena y allí le hice el bautizo a mi hija; el “Engominado” me consiguió una chanfa en la otrora dirección nacional de prisiones.
Fui auxiliar de grabación en el Concejo, jefe de tintos de Sara Jaramillo, recibí auxilios educativos de la corporación Darío Echandía y de la Rafael Pardo Cortés; levanté los bustos de Alfonso Uribe Badillo, de “Ernestiendas” y de Alexis María; fui maestro de corrección del lenguaje del bárbaro “Dipsómano” y de “Berracundeo”; fui biógrafo de protagonistas del siglo XX y nominé a “Chirivico” como empresario del siglo; fui asesor de compra de alarmas en el cañón del Combeima en el gobierno del “Mazo”; interventor de “Rubencho” en la “avenida fantasma” y de “Chucho el roto” en el callejón cultural; concebí con Stella los diseños de los arreglos exteriores de la Gobernación y calculé con “Chirivico” el helipuerto del edificio de los parqueaderos; asesoré al “Gurú” en el diseño del edificio de 300 pisos; tendí los cables del teleférico del “Gran Mongol”; guardé camisetas enviadas desde Cali y pasé unos fines de semana en la época dorada de la hacienda Nápoles; tomé onces en Leticia con Pablo; hice los trabajos de topografía del parque San Francisco.
Pese a tan extenso prontuario, el jefe de la patria socialista adhirió a otras opciones. Estoy realmente decepcionado.
¿Será que me faltó ir a La Picota, al Valle de San Juan, a La Morena, al Cantón Norte, a la Escuela de Carabineros o a Panamá?
¿Ahora quién me avalará y quién narcosantificará mi inscripción?