Despenalización equivocada

Ya que en la Cumbre de Cartagena los países víctimas de la lucha contra las drogas lograron incluir en la agenda oficial el debate sobre la legalización de esas drogas...

...conviene recordar algunas verdades sobre los resultados de la estrategia que se ha seguido en las últimas décadas y sobre las incongruencias de los norteamericanos que se oponen a la legalización, pero en la práctica están despenalizando el narcotráfico

La opinión mayoritaria de analistas y académicos coincide en señalar que ha fracasado la estrategia de “guerra contra las drogas” lanzada por los Estados Unidos desde la época de Nixon.

Después de miles de millones de dólares desperdiciados en esa guerra y después de miles de muertos, las victorias conseguidas son pírricas y con enormes daños colaterales.

En un documentado artículo del exfiscal Gustavo De Greiff publicado por la Universidad del Rosario, se presenta toda la evidencia empírica que demuestra el fracaso de la estrategia prohibicionista: no se ha logrado disminuir la producción de narcóticos, ni aumentar el precio de las drogas para desestimular el consumo, ni tampoco disminuir el número de usuarios mediante la criminalización del consumo.

Lo que sí se ha logrado es infringir enormes daños a los países donde se ha librado esta lucha. Como sucedió en la época de la prohibición del alcohol en Estados Unidos, el resultado económico de esta estrategia ha sido generar multimillonarias utilidades a los carteles de la droga y debilitar a los Estados de países como Colombia, México y Guatemala, entre otros, donde el narcotráfico ha sido la principal fuente de violencia y corrupción.

La alternativa de la legalización debe partir de la despenalización del consumo personal, como ya lo hizo Colombia, pero debe ampliarse a la despenalización de toda la cadena del tráfico de narcóticos y además debe incluir la regulación estatal de la producción, la distribución y el consumo, así como ambiciosos programas de educación y salud pública para el tratamiento de los adictos.

Obama dijo en Cartagena que la legalización no era una opción para su país y en teoría mantiene la misma estrategia prohibicionista; sin embargo, en la práctica la política real del gobierno norteamericano es cada vez más permisiva y contradictoria.

Desde hace años son tolerantes con la producción de marihuana –siempre y cuando se haga en California y no en México o Colombia-, a punto tal que se dice que el valor de la cosecha de marihuana gringa ha llegado a superar el del trigo.

Ahora la justicia norteamericana está despenalizando la punta equivocada de la cadena del narcotráfico.

Así lo reveló El Tiempo la semana pasada, en un informe sobre la mínimas penas que se están imponiendo a los capos del narcotráfico juzgados en Estados Unidos.

Atrás quedaron las épocas en que los señores de la droga preferían una tumba en Colombia a ser extraditados a ese país. Ahora negocian con la DEA y los jueces, pagan un par de años de cárcel y quedan libres para gozar de sus mal habidas fortunas, mientras otros capos los reemplazan y el negocio continúa próspero.

En lugar de esa despenalización oscura y equivocada, que transmite el mensaje de que el crimen sí paga, es necesario avanzar con firmeza y sinceridad en la agenda internacional de la legalización.

ADENDA: El aleve atentado terrorista contra Fernando Londoño debe generar la condena unánime de todos los colombianos; debemos rechazar todos los actos violentos, así vengan de la extrema izquierda o de la extrema derecha. Pero también rechazamos la actitud mezquina y oportunista del expresidente de marras que quiere utilizar el atentado para polarizar el país y hacer oposición política a su sucesor.

Credito
MAURICIO CABRERA GALVIS

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