Legislando el descarrilamiento de la nación

Cuanto mejor para una democracia es el disenso argumentado y respetuoso que practicaba el presidente Uribe con las cortes, que el otorgamiento de privilegios que coarta la independencia de la justicia.

El actual Congreso de la República, junto con su jefe, el presidente Santos, pasarán a la historia por haber descarrilado a un país que venía bien.

Sus más recientes actuaciones así lo evidencian: El marco jurídico para la impunidad de las Farc y la Reforma a la Justicia. Con contadas excepciones, hay que destacar al Senador Juan Carlos Vélez y al representante Miguel Gómez, cuyo coraje y pundonor son testimonio de los arrestos morales que aún le quedan a la política colombiana.  


Es decepcionante que el mismo congreso que abrazó fervorosamente los postulados de la seguridad democrática, le haya dado la mortal estocada con igual entusiasmo al aprobar el mal llamado marco jurídico para la paz.


Con cuanto desdén por el futuro de la patria, ahítos de la mermelada de Santos, le han sacado estos congresistas una bandera blanca al terrorismo, luego de haber sido militarmente derrotados en el gobierno del presidente Uribe.


Hemos desafiado la lógica de la historia, por primera vez el vencedor capitula ante el vencido, ¡valla manera de volver a empezar una guerra!.


En cuanto a la Reforma a la Justicia habría que decir que es la más lamentable evidencia de cuan distante está el congreso actual de ocuparse de los temas importantes de la sociedad.


Allí solo hay privilegios odiosos que garantizan su impunidad, como la eliminación en la práctica de la pérdida de investidura, y al mejor estilo del gobierno Santos, se compra la conciencia de los magistrados ampliándoles su periodo y edad de jubilación.


Pero ni una palabra respecto de la administración efectiva y oportuna de justicia al ciudadano del común. Cuanto mejor para una democracia es el disenso argumentado y respetuoso que practicaba el presidente Uribe con las cortes, que el otorgamiento de privilegios que coarta la independencia de la justicia.


Ahora, ante la indignación ciudadana, el presidente Santos repudia la criatura que el mismo gestó, y pone la cabeza del ministro Esguerra como prueba de su espuria paternidad.


“Por qué fallan las naciones” es un libro escrito por los profesores Acemoglu y Robinson, de MIT y Harvard respectivamente.


El texto es verdaderamente revelador porque nos muestra que el éxito o fracaso de una sociedad está determinado por la política. La economía es solo una consecuencia de ella.


Según los profesores, mientras que las naciones prósperas tienen instituciones inclusivas, con líderes que promueven políticas en función del beneficio común, las naciones pobres tienen instituciones extractivas, con líderes que utilizan el poder político para su propio beneficio en detrimento de la sociedad.


Desde esta perspectiva podemos decir que la unidad nacional está aglutinada por un conjunto de intereses personales y agendas ocultas, que excluyen aquellos legítimos de la sociedad y han hecho del Congreso y la presidencia dos instituciones extractivas que nos anclarán a la pobreza si no somos capaces de cambiarlas.


El país espera que la renovación del congreso se produzca en las próximas elecciones por la vía de una lista cerrada que encabezara el expresidente Uribe. Pero aun así, solamente una constituyente es capaz de reformar a la justicia, hagámosla ya!!          

Credito
FRANCISCO JOSÉ MEJÍA

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