El valor del tamal tolimense

Las evidencias que se conocen sobre el tamal, no permiten determinar dónde se originó el famoso platillo, y son varios los países americanos que se disputan ese honor.

Muchos afirman que es originario de México pero, la realidad es que en numerosos países de todo el continente americano se encuentran tamales con muy diversos estilos y sabores, de sal y de dulce. Según la enciclopedia virtual Wikipedia, los primeros tamales que se describen, los reporta en México Fray Bernardino de Sahagún, en la Historia General de las Cosas de Nueva España, a principios del Siglo XVI.

Así mismo, son varios los departamentos colombianos donde ofrecen el tamal como plato típico de la región, cada uno con su propia identidad  y diferencias significativas en formas y sabores. Lo que es cierto, es que para los tolimenses el tamal forma parte de la vida cotidiana, de sus costumbres y tradiciones y está fuertemente ligado a su gastronomía y cultura, y ese es su principal valor. Su elaboración ha sido tarea de las abuelas y su consumo se ha convertido en un ritual de fines de semana y fiestas especiales; incluso es un plato que congrega a la familia. También, por lo práctico y económico, es el plato tradicional para grandes y pequeños eventos en diferentes grupos sociales y gran favorito en las campañas políticas.  


El tamal tiene otro valor y es el turístico, aquí es bueno mencionar que la referida enciclopedia registra que en Colombia hay muchos tipos de tamal, pero que los más famosos son los tolimenses. Favor que nos hacen, puesto que ello permite que este producto se convierta en un atractivo especial y, es así como, quienes llegan de visita a estas tierras, preguntan y esperan saborear un delicioso tamal tolimense. Hoy, cuando la gastronomía se ha convertido en un atractivo turístico que explotan numerosos países de manera exitosa, se justifica aprovechar su gran reconocimiento para darle el puesto que le corresponde como bien cultural.


El tamal tiene también otro valor, el económico. Son muchos los colombianos y, por supuesto, los ibaguereños y tolimenses, que viven y sostienen a sus familias con su producción y comercialización. Y cabe recordar aquí, la importancia de que su valor comercial corresponda al costo de los insumos más la retribución justa por su trabajo y la utilidad a que tienen derecho; y en este punto hay lugar a una seria revisión porque es un plato que todos siempre esperan que sea muy económico  y, en general, así ha sido porque sus productores en su gran mayoría, fijan el precio “a ojo” sin tomar en cuenta la estructura real de costos.


Por ello es pertinente hacer un llamado a quienes insisten en que el tamaño del producto que se venda en el “Día del Tamal” debe ser de quinientos gramos, cuando el que se encuentra en la mayoría de los sitios regularmente pesa alrededor de 350 gr. En ninguno de los muchos libros consultados sobre el tema, mencionan que  sea requisito determinado peso, se habla de proporciones de carnes y otros ingredientes y, con éstas, el tamal puede ser mediano o más grande. El tamaño lo define el mercado, las costumbres o los gustos, pero es claro que su cantidad igualmente determina un precio; no es posible exigir que sea grande y con mucha carne y que, además, mantenga determinado precio.


Lo sensato es que se ofrezcan los diferentes tamaños que demanda el mercado. Un tamal de una libra es puede ser una exageración para un niño, para un adulto mayor o sencillamente para aquellas personas que no comen tanto. Hacerlos de una libra es propiciar el desperdicio y la sensación para muchos, de que pagaron por algo que no pudieron comer porque era excesivamente grande; por ello es conveniente que produzcan para todos los gustos, grandes, medianos e incluso pequeños; ello permite versatilidad en su utilización y consumo.


Celebrar el Día del Tamal es un reconocimiento a nuestra tradición y es muy positivo para los empresarios contar con el apoyo de la Alcaldía para su promoción y, también lo es, que se cuide el evento para que cada día sea mejor en todos los sentidos. Este año, se dio mayor valor a su presentación, al espacio en donde se realizó y a la calidad en el servicio, que deberán preservarse con especial esmero como muestra de la cultura tolimense. Así mismo, es imperativo recordar, que quienes los producen son micro y pequeños empresarios que luchan por sus familias y contribuyen a dinamizar la economía de la ciudad, por ello es un deber asegurar un precio justo para todos.


Finalmente, es también la oportunidad para felicitar a ACODRES-Capítulo Tolima, que contribuyó con su conocimiento y gestión al éxito del evento, es un ejemplo de cómo, entre todos, es posible alcanzar importantes logros para todos.    





Credito
MARTHA CRUZ

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