El puro centro democrático

Tuve la oportunidad de asistir al homenaje que se le rindió al exministro Fernando Londoño en el club El Nogal y escuchar el discurso histórico del expresidente Uribe.

Quedó claro en su intervención que sus diferencias con el actual gobierno son de fondo y en todos los temas del devenir nacional. Es reconfortante escuchar a un político como Álvaro Uribe, con esa profundidad y congruencia en las ideas, sin las vacilaciones propias de esos jugadores de póker, fatuos y frívolos, que de tanto calcular se enredan en sus propios ardides, y terminan generando una crisis de confianza en los ciudadanos que los desploman en las encuestas y sumen al país en la desesperanza.

El expresidente Uribe nos exhorta a unirnos en un movimiento de puro centro democrático que retome el rumbo extraviado. Ya se oyen a los columnistas de siempre y al mismo gobierno empujando a Uribe hacia la derecha y denominando como audacia y pretensión su declaración de hombre de centro. Se equivocan, fuimos esa gran masa del centro democrático los que lo elegimos presidente dos veces y los que luego equivocadamente elegimos a Santos. Y fuimos los mismos que obligamos a las cúpulas políticas a apoyar la seguridad, la confianza inversionista y la cohesión social.    

Fue con el centro con quien Uribe se esmeró en tener un diálogo fluido, en toda la extensión de territorio, a todas las horas, y no con los extremos, a quienes por un lado extradito y por el otro los conminó a la profundidad de las selvas y al exilio con las armas legítimas de la república.


El puro centro democrático no se encuentra en las páginas editoriales de la gran prensa, ni en las altas cortes, ni lo interpretan extremistas como León Valencia, que otrora se valían del secuestro y hoy, a sueldo del gobierno, posan de defensores de la moral pública y atacan a la seguridad democrática, tampoco se halla en los cocteles bogotanos donde la fronda burocrática de Santos decide con gran frivolidad los destinos de la nación. El puro centro democrático esta en cada ciudadano de bien que rechaza todo tipo de ideologías alienantes y aspira a un ambiente seguro con igualdad de acceso a  las oportunidades para realizar su proyecto de vida.  


Al puro centro democrático nos indigna el gigantismo estatal que le quita recursos a la inversión social, nos irrita el boato de que hace gala el jefe de Estado en sus incontables viajes y eventos internacionales, nos aflige que se pretenda hacer de la reparación de víctimas una cuestión de dinero mientras que se le da la posibilidad a los victimarios de ser elegidos, nos ofende el quid pro quo con el congreso que termina prohijando reformas como la de la justicia para garantizar la impunidad de congresistas o como el marco para la paz para la de terroristas.


Hoy es imperativo unirnos de nuevo bajo el faro orientador del expresidente Uribe y apoyar a un candidato para las elecciones presidenciales del 2014 que nos convoque. Marchemos pues unidos hacia la retoma política de la nación.

Credito
FRANCISCO JOSÉ MEJÍA

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