Tal como lo refiere este diario, en artículo de prensa del 25 de julio de 2012 “... la antropóloga forense Lourdes Pérez explicó que se llevó a cabo -utilizando tecnología de vanguardia- una ‘tomografía axial computarizada al cráneo’ de Bolívar que determinó desde el punto de vista científico el verdadero rostro del Libertador”. De manera inmediata vinieron las réplicas a tales afirmaciones por parte de acreditados historiadores que no acogen las posturas del mandatario venezolano, como la de Álvaro Tirado Mejía, quien afirmó a la revista Semana No. 1578 “... estas son cosas para entretener al pueblo. Ya hay retratos de gente que conoció a Bolívar, y yo me fío más de eso que de lo que dijo Chávez...”

Otras autoridades en el tema estiman la “nueva imagen” como afeminada en sus labios, mejillas demasiado abultadas y unas patillas que en sus últimos años no llevó. Anotemos lo siguiente: la iconografía del Libertador es amplísima y quienes se han dedicado juiciosamente a estudiar su figura valoran, por ejemplo, si por las venas del Libertador corría sangre negra, de ancestro africano, como son los estudios de Luis López de Mesa y Salvador de Madariaga. Otros personajes como don Alfredo Boulton, en su obra “Los Retratos de Bolívar’, se ocupa en extenso de muchos de los aspectos físicos del Libertador, al punto que examina durante cuánto tiempo usó patillas y bigotes. Recordemos que en 1818 el general José Antonio Páez le hizo una semblanza y lo calificó como “decididamente feo y detesta a los españoles”.

En 1828 su edecán Luis Perú de la Croix, en el Diario de Bucaramanga, lo presenta de una manera muy diferente a la imagen que hoy nos ofrecen desde Caracas. Otros pintores, José Gil de Castro, Antonio Salas y Antonio Meucci se ocuparon de él con gran detenimiento entre 1823 y 1830. Sugerimos que debido a la obsesión que siempre ha tenido Chavez por Bolívar y su interés por emularlo, sus asesores deberían hacerle conocer obras como la escrita por Enrique Uribe White “Iconografía del Libertador”, donde aparece una recopilación muy importante de su verdadero semblante a través de la historia, y así evitar las improvisaciones.