La cultura de la viveza

Todo aquel que se cree “vivo”, piensa que los demás son “tontos de capirote” y que, con fundamento en ello, puede hacer lo que le venga en gana pasando por encima de los valores e incluso de la misma verdad, haciendo de la mentira el fundamento de su aparente éxito.

Es una “cultura” muy arraigada en el país, heredera del garcíamarquiano Melquiades y su tribu gitana de Cien Años de Soledad, que ha conducido a la exaltación del engaño y la trampa, la apología del fraude y la mentira y al menosprecio del cumplimiento de las normas civilizadas de comportamiento, por parte de quienes piensan que la ley “es para violarla” porque “para ellos no sé hizo”.

Así, motociclistas, taxistas, choferes de bus y de carros particulares e incluso peatones de todas las pelambres transgreden las reglas de circulación poniendo en riesgo a los conductores que si respetan los mandatos de las autoridades de tránsito y hasta sus propias vidas, para demostrar que “su viveza” les permite estar siempre adelante del que cumple las prescripciones de ley.

“Las colas”, -odiosas por cierto pero necesarias para obtener el orden-, son contravenidas por estos “vivos” en los establecimientos de comercio, bancos o al ingreso de espectáculos, rematando la transgresión con una mirada de menosprecio a los “celios” que pacientemente se someten a ellas.
 
Incluso, muchos de los políticos de los varios partidos que tiene el país y gran parte de los administradores de la cosa pública en “su viveza” se creen habilitados para exacionar en su propio beneficio los recursos públicos, pues, según ellos, la confianza de los “crédulos“ que los eligieron, les ha dado patente de corso para hacerlo, dejando la ley “p’a  que la cumplan los de ruana”, a la manera de aquel ex parlamentario que conduciendo embriagado, le alegaba a la policía que no podían sancionarlo porque él tenía 50.000 votos.

Y ni qué decir del comportamiento de la auto llamada guerrilla que a la perfección se encuadra en dicha cultura, en cuanto con desvergüenza absoluta y dentro del marco de una  negociación, afirma de cara al mundo que su accionar jamás ha afectado la población civil, a pesar que por años ha depredado escuelas, templos, viviendas y resguardos indígenas y asesinado inermes hombres, mujeres y niños sin cuento, aprovechando su estado de total indefensión, o que no tiene secuestrado alguno y apenas unos pocos días más tarde, liberan a varios ciudadanos chinos plagiados meses atrás, manteniendo en retención a otros muchos en espera del pago de su rescate.

Una “viveza” que derrochan a la par con la riqueza que les produce el narcotráfico creyendo que su imagen puede ser cambiada de vulgares traficantes montados en un caduco credo que los lleva inexorablemente hacia el despeñadero político, en “robinjudescos” humanistas y valientes adalides del pueblo, con solo hacer afirmaciones en tal sentido.

Sin pensar que la opinión, esa que consideran “boba”, está ya más que hastiada de su anacrónico discurso y tiene contra ellos un incancelable sentimiento de indignación que ha sido expresado públicamente en todas las formas posibles.

Todos a una, deben saber y de una sola vez, que la cultura de la viveza, así practicada y aquerenciada, les está impidiendo ver hoy que los verdaderos “tontos” son otros.

Credito
MANUEL JOSÉ ALVAREZ DIDYME-DÔME

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