Pa’ que se acabe la vaina

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William Ospina le aporta al país una obra con título musical de obligatoria lectura para los interesados en conocer la verdad sobre la realidad social y la vida política de una Nación que, como dice en el primer párrafo del libro, “sufre un creciente deterioro del orden institucional que se puede medir por la crisis de la justicia, los niveles escandalosos de corrupción, el número de congresistas y gobernantes que pasan directamente del poder a la celda, los índices de pobreza y miseria, la inseguridad, la delincuencia, el atraso de la infraestructura y la incapacidad de convertir la indudable riqueza del territorio en algo que beneficie a las mayorías y garantice la prosperidad general.”

Su rigurosa investigación que trae a la memoria hechos, obras literarias, música, personajes de la resistencia, personalidades de la política y los responsables de la pobreza, la injusticia, la impunidad, la corrupción y la destrucción del medio ambiente es una invitación a releer o conocer a Estanislao Zuleta, Fernando González, Mario Arrubla, Orlando Fals Borda, Bárba Jacob, José Eustasio Rivera, Jorge Isaac, Tomás Carrasquilla, Vargas Vila, José Asunción Silva, Alberto Zalamea, Álvaro Mutis y Eduardo Umaña, entre las muchas personas que pensaron el país.

“Pa que se acabe la vaina” hace un recorrido por La gota fría, La pollera colorá de Wilson Choperena y la música de José Barros, Campo Miranda, Crecencio Salcedo, Guillermo Buitrago, Lucho Bermúdez con Matilde Díaz, Leandro Díaz, Rafael Escalona y, no podía faltar un hombre de zona cafetera golpeada por la violencia. La evocación del vals “Cuando miran tus ojos” cantado por Óscar Agudelo. Este corto recorrido sirve para sugerir el análisis del papel de la música en la resistencia y la violencia. El Homenaje al Tolima, de Atahualpa Yupanqui, que es un homenaje al tiple de Chispas, nace en una visita del artista a un grupo de muchachos en la cual le cuentan lo ocurrido con el tiple de Chispas, la canción que este le hizo en el monte y la letra de Chispas que arregló para hacer su Homenaje al Tolima. Mucha cuerda para tocar: la guitarra de Mariachi y el violín de Manuel Marulanda son ejemplo.

A medida que se avanza en la lectura del ensayo se reafirma la importancia de la cultura, tema liderado por García Márquez y Álvaro Mutis y del cual hacen parte las Artes Plásticas con Ignacio Gómez Jaramillo, Pedro Nel Gómez, Luis Alberto Acuña, Carlos Granada, Fernando Botero, Obregón, Manzur, Caballero, Grau, Negret, Ramirez Villamizar, Antonio Roda y Bernardo Salcedo. Tanta riqueza plástica hace recordar a Germán Espinosa con su balada y sin su corona.

Se reviven eventos que ayudan a entender una historia de resistencia y violencia demasiado larga. La pérdida de Panamá, la Guerra de los mil días, la masacre de las bananeras, la creación del Frente Nacional, el nacimiento de la Anapo, el genocidio de la Unión Patriótica, nuevos grupos insurgentes y la toma del Palacio de Justicia. Esta parte de la historia se entiende mejor recordando a Manuel Quintín Lame, Dumar Aljure, Guadalupe Salcedo, Camilo Torres, Antonio García, Ignacio Torres Giraldo, María Cano, Alfonso Barberena, Balvaneda Álvarez, la chulavita, Efraín González, Desquite, Veneno, Sangrenegra, Jaime Bateman, Carlos Pizarro. Valdría la pena una mirada al paso del comunero Galán por el Tolima y su éxito con tropas formadas por campesinos sin tierra y a la vida del Chaparraluno Melo.

Algo queda claro. El fracaso del liberalismo y del partido conservador. Sin tener ideas para defender se dedicaron luchar por votos. Permitieron todo para agradar a los posibles electores y dejaron el país que tenemos sin haber recibido castigo por lo hecho contra el país y los colombiano. A López Pumarejo le quedó grande su Revolución en marcha para terminar plegado a los terratenientes. Eduardo Santos le puso pausa a la Revolución en marcha y la apagó. López Michelsen se dedicó a quedar bien con todos los poderosos y no paso de ahí. Turbay Ayala, el de la corrupción a las justas proporciones, institucionalizó la violación de los derechos humanos con su estatuto de seguridad. Gaviria le jugó a la apertura. Belisario dejó de gobernar cuando la toma del Palacio de Justicia. El libro incita a la lectura de los temas tratados. Merece ser materia de estudio de quienes quieran participar en la transformación que reclama el país, mientras de inician los juicios de responsabilidad.

La mención que hace Ospina del Río Magdalena obliga al abrazo con el ambalemuno Nicanor Velásquez Ortiz, su “Río y pampa” y su letra del Bunde del Tolima y explica una de las muchas razones para participar en el Homenaje al Río Magdalena que se realizará en el mes de junio de 2014.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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