Pico y placa

Así como la semana pasada expresaba la necesidad de ejercer la autoridad para evitar el estacionamiento en sitio prohibido, mediante la asignación de suficientes y eficientes agentes de la Policía que impongan la autoridad y el orden en las calles, y con el uso de las herramientas modernas que nos ofrece la tecnología, como cámaras fijas que expidan comparendos electrónicos a los infractores y como cámaras en poder de agentes (encubiertos o no) que a bordo de motos vayan captando las pruebas fotográficas de los múltiples infractores en cada calle, hoy debo decir que la gestión de la movilidad en la ciudad pasa por muchísimos otros temas adicionales e igualmente importantes.

Dado el supuesto de que no hay estacionamientos en sitio prohibido y que, por lo tanto, las vías funcionan -ahora sí- a su total capacidad de tráfico, podemos afirmar que el embeleco del pico y placa se hace innecesario en poblaciones del tamaño de nuestra Ciudad Musical. Se vio, durante esa otrainutilidad del día sin carro, que el transporte público se congestiona solito, con o sin vehículos particulares. A propósito, ¿cuándo publicarán los resultados de las mediciones de tráfico y gases del día sin carro y de otros días “normales” a lo largo de los años?

El pico y placa solo sirve para que, desde el Gobierno, se le haga el mandado a los dueños de busetas y taxis que ven artificialmente incrementada la demanda de sus servicios y para que se genere ingresos por comparendos a los despistados que se metieron al pequeño sector de la ciudad donde opera esta restricción. La gestión pública en general y la de la movilidad en particular consiste en dar soluciones a los ciudadanos y no en restringirlos.

Otra cosa: Respecto del turismo, nos dice el Arq. César Augusto Vargas O.:

En lo referente a: “... en el Tolima vemos pasar a los turistas del altiplano al Eje Cafetero, cada vez con mayores facilidades viales, y no hacemos nada por detenerlos de este lado de la cordillera...”. Tiene y no la razón… con todo respeto, no es cierto que “no hacemos nada por detenerlos”; allí en la Variante, del puente del Combeima a Boquerón, los 11 kilómetros están muy bien vigilados por bandas de delincuentes convenientemente armados; que además de ofrecer todo tipo de drogas a plena luz solar y a diferentes consumidores, que incluyen taxistas de la ciudad; también “atienden” a los turistas que por alguna razón se detienen en esta vía. El “servicio” incluye el despojo de las pertenencias, previa retención y amenazas a los niños acompañantes. Situación denunciada verbal y por escrito a las autoridades, sin respuesta a la fecha.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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