Arroz quemado

.

Los productores de arroz en el Tolima –y en Colombia- pasan por los días más difíciles de su vida empresarial: están al borde de empezar a desaparecer. Así de sencillo y . . . de grave. En esa eventualidad, el impacto social y económico para el país es de enorme repercusión, si se tiene en cuenta que el arroz constituye el cultivo principal en 218 municipios; más grave para el Tolima, que lidera con 690 mil 180 toneladas la producción nacional seguido por Casanare, Huila y Meta. (En solo el distrito de riego de Usocoello, distribuidos en 23 mil hectáreas arroceras se encuentran 1.920 productores o usuarios). Y el lío de los productores de arroz es tenaz si se tiene en cuenta que están como David peleando contra cuatro gigantescos Goliat: los industriales, el Gobierno Nacional, el TLC y el contrabando.

Los industriales han anunciado que cierran sus compras y créditos, el Gobierno expidió la resolución 0177 del 27 de marzo del Ministerio de Agricultura, y armó un lío del carajo entre los industriales y los productores, y de estos a su vez con el propio Gobierno.

El Ministro Lizarralde, manifestó hace pocos días que, si el negocio del arroz no era rentable, pues entonces habría que cambiar de actividad o de cultivo. Y punto.

Analistas económicos y políticos, por lo general de la franja de la izquierda democrática del país, vienen anunciando hace años que los TLC enterrarían varias de estas actividades agrícolas en Colombia, y nadie les ha parado bolas. Ni siquiera aquí en el Tolima. Ahora no sólo la historia, sino la dolorosa realidad económica y social les otorgan la razón. Lamentable pero cierto. Ante todo –como ellos lo han denunciado- porque el modelo neoliberal imperante lleva inexorablemente a la agricultura colombiana a ese tenebroso final.

O sea, la raíz del problema está en el modelo económico de supuesto y falso desarrollo actualmente imperante. Es decir, si no cambiamos de modelo, no superamos la crisis. Para la muestra, estos cuatro impresionantes botones:

1. Mientras que en Colombia, producir una tonelada de arroz cuesta 483 dólares en Estados Unidos ese valor llega solo a 364.

2. Mientras el costo de tierra cultivable, debidamente tecnificada en Arkansas (Estados Unidos) alcanza los 7.000 dólares por hectárea, en Espinal llega a los 25.000.

3. En 2011 se importaron 33.940 toneladas. En el 2012, 118.907 toneladas, en el primer semestre de 2013, 97.772, y nos faltan datos actualizados que van por la misma escalofriante vía.

4. Y, el remate: se calcula que por contrabando entran al país 300.000 toneladas.

A lo anterior, se le pueden sumar los temas de las semillas certificadas, las deficiencias en las políticas de comercialización, la ausencia de ciencia, tecnología e innovación en la producción, el control en el alto precio de los insumos. Con este panorama, podemos evidenciar que arroz y arroceros en Colombia se están cocinando a fuego lento, y al final se pueden quemar. Trágico.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

Comentarios