Los páramos: fábricas de agua del Tolima

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La delimitación del páramo de Santurbán deja lecciones para la minería en el Tolima.

La Ministra de Ambiente anunció la delimitación del páramo de Santurbán, ubicado entre Santander y Norte de Santander. Se sabe que al menos 44 mil hectáreas de ese sistema natural fueron protegidas y que 10 títulos mineros no tendrán posibilidad de solicitar licencia ambiental.

Debido a una intensa movilización social, las empresas mineras ya no tienen permiso absoluto para sacar el oro que yace en sus entrañas.

El proyecto aurífero Angostura, de la empresa canadiense Eco Oro (antes Greystar) es sin duda el más polémico de los que están en Santurbán. Al parecer, el principal título minero en el que se basa fue afectado por la delimitación. ¿La razón? está en plena zona de páramo.

Las acciones de Eco Oro cayeron en la bolsa de valores de Toronto. La lección es clara: quienes quieren hacer minería en Colombia, deben tomarse el derecho ambiental en serio. De lo contrario, se exponen a la debacle financiera.

Jurídicamente, los páramos colombianos son intocables. La razón es muy simple: son las fábricas de agua del país. En el Tolima, alimentan dos de las cuencas más importantes, la del río Combeima, estratégica para Ibagué y la del Coello, que sustenta la industria agrícola de buena parte del departamento.

Meterse con esas dos fuentes es hacerlo con el sustento de un millón de personas. Ningún inversionista quiere poner su dinero en un proyecto con tantos enemigos.

Si no quieren correr con la suerte de Eco Oro,las mineras con presencia en el Tolima harían bien en asegurarse de que ninguno de sus títulos mineros en el departamento se traslape con una sola hectárea de páramo. Si ese es el caso, deberían renunciar a sus pretensiones en esos ecosistemas cuánto antes, desde el Complejo de los Nevados hasta el Barragán-Chili.

No hay que perder la cabeza, como los conquistadores, por el oro. Tocar las fábricas de agua es la fórmula para una tormenta perfecta. El desastre de los canadienses en Santurbán lo comprueba.

(*) Abogado ambientalista tolimense.

Credito
CARLOS LOZANO ACOSTA

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