¿Adónde está la derecha tolimense?

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La presencia de Álvaro Uribe Vélez en el escenario político electoral, ha traído -hasta ahora, y salvo varias perlitas- beneficios a la democracia colombiana, entre otras razones, por cuanto ha contribuido en alinderar ideológicamente, fuerzas partidistas alrededor de temas que son motivo de controversia nacional.

Y ello, ha permitido airear el sano debate democrático sobre esos asuntos. Otro aporte, por destacar y en el cual Uribe pegó en punta, superando la iniciativa que debería haber sido estrenada por la izquierda democrática, fue en presentar listas cerradas al Congreso de la República. De las falencias, no hablemos porque agotaríamos en esos puntos, el escaso espacio de esta columna.

Ahora bien, a nivel nacional, el uribismo, o sea, la derecha, -aunque algunos sabios politólogos consideran superadas la polarización izquierda-derecha- está permanentemente dando debates, contradiciendo propuestas, atravesándose al proceso de paz, ejerciendo oposición al Gobierno. Eso se nota a nivel nacional. Pero en el Tolima, donde ganaron sobrados en las pasadas elecciones, no existen políticamente.

Es más: Nadie sabe quién es el vocero del uribismo en el Tolima. Ni ellos mismos. Parece entonces, que las mayorías electorales, las obtuvieron en el Tolima, más por el rechazo a las Farc y el afiche de Uribe, que por la contundencia de sus propuestas programáticas. Y, el Tolima necesita que la derecha exista a nivel regional, para que así los debates electorales se cualifiquen y eleven el nivel consciente de participación del electorado tolimense.

Pero, la derecha tolimense no sale del clóset. No hemos escuchado a ninguno de los líderes regionales apoyando su vocera nacional en la ardiente visión de percibir en el infierno a García Márquez y a Fidel Castro. Ni atacando con rabia patriotera el proceso de paz adelantado en La Habana. Ni polarizando a la fuerza pública por su participación en esos diálogos. Ni desconociendo y marginando a la comunidad LGTB como lo hace su asesor espiritual Monseñor Ordóñez. Ni pidiendo reelección Presidencial. Ni cuestionando la Fiscalía por sus investigaciones. Ni soslayando la importancia de la independencia de las Altas Cortes. Ni cuestionando sus fallos. Ni defendiendo la Seguridad Democrática. Entonces: ¿Adonde están?.

A nivel nacional, la derecha se siente, para bien de la democracia, por cuanto, implica formas y concepciones del Estado, que permiten a la opinión pública tomar partido por una u otra opción. El Tolima debería reproducir ese escenario. De no ser así, las futuras alianzas políticas regionales se estructurarán, lo mismo que antes, bajo el sistema perverso del exclusivo y milimétrico reparto burocrático de acuerdo con los votos obtenidos, sin proyecciones estratégicas de desarrollo integral para la región. Clientelismo y nada más.

El Tolima ha sido importante, por generar propuestas democráticas de avance histórico para la Nación, más que por el juego agazapado de ganar burocracia parroquial. ¡Ah!, y para contestar una pregunta obvia: la izquierda tolimense si existe, Jorge Enrique Robledo –para citar sólo un ejemplo- constituye un extraordinario ejemplo en el Senado.

Afortunadamente.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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