Indigentes al tope

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A riesgo de que caigan rayos y centellas, quiero decir que a lo que me voy a referir es a una percepción visual al recorrer las calles de nuestra ciudad; así mismo, a algunos comentarios que he escuchado de ciudadanos que están preocupados por tal situación.

De un tiempo para acá esta pareciera la ciudad de la indigencia. No hay lugar grande o pequeño de la capital tolimense donde el ciudadano de a pie no se tope con habitantes de la calle. No me vayan a malinterpretar, no quiero decir que ellos sean el problema o que por tal situación se les deba maltratar o seguir marginando. No.

Pero lo que sí preocupa mucho es que se estén presentando cotidianamente episodios de agresión por parte de estos hacia algunas personas que no les dan algo para comer o dinero. Es común en el Centro observar que a cuanta mujer que está esperando transporte público se le acerquen dos, tres, cuatro o cinco de estos personajes a pedir de manera agresiva alguna moneda.

Muchas veces las amedrantan, las amenazan, las empujan o las roban. Es casi normal escuchar historias frente a una de estas habitantes de la calle que le pega sin ton ni son a las damas que por allí transitan.

Igualmente, se escuchan entre algunos estudiantes de la Universidad de Ibagué las quejas frente a un habitante de la calle agresivo que pide con palo en mano a los y las universitarias. Similares historias son recogidas cerca a la Universidad Cooperativa o en cercanías a la Uniminuto, en especial en la noche, por quienes deben transitar por la peatonalizada carrera Tercera hacia el lugar donde deben tomar el transporte público. Igualmente, por los lados de la UT y del Sena, en especial en la zona cercana al puente vehicular.

No sé cuál será el censo oficial de la Personería, la Secretaría de Desarrollo Social, la Defensoría, la Pastoral Social frente al número de habitantes de calle en nuestra ciudad, pero aparecen verdaderas oleadas por momentos en algunos lugares, en vías principales, en barrios y en parques, en especial en horas de la noche.

Estos hermanos caídos en desgracia deben tener toda la prioridad del Estado, apoyo, acompañamiento con programas especiales para que salgan de su situación, pero también es un hecho que la ciudad no se les puede convertir en un buen vividero donde se amañen, permanezcan o vayan haciendo comunidades completas. No quiero creer que sea verdad que los traigan en camiones y los dejen cerca a los accesos de la ciudad, parece más bien un mal cuento tal situación, pero hay que estar vigilantes y tratar de establecer por qué la ciudad se está llenando de estos compatriotas y las implicaciones que ello pueda tener.

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ -GERSAN-

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