Trust

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Con motivo del Congreso Nacional de Comerciantes de Fenalco, que se inaugura mañana en Ibagué, me viene a la memoria un libro ya clásico. Se trata, en su original en inglés, de ‘Trust’. Hace ya casi 20 años Francis Fukuyama, uno de los pensadores contemporáneos más reconocidos, escribió este best-seller, que en el mercado hispanohablante se vendió como Confianza.

En este agudo ensayo, Fukuyama explica los principios sociales de la economía y sugiere qué hacer para competir empresarialmente en una era global. Uno de sus argumentos centrales es que no podemos separar el desempeño económico de los valores culturales, en particular aquellos que denomina ‘Capital social’.

Dentro de este capital social ubica en primer lugar la confianza, nacida de la ‘asociatividad’. La ‘confianza’ entre los miembros de una comunidad sería más importante para el desarrollo económico, se infiere, que el capital financiero.

Uno de los mejores ejemplos históricos de sociedades brutalmente empobrecidas, que salieron adelante gracias a su solidaridad y procesos reconstructivos de ‘confianza’ se dio hace casi 70 años. Me refiero, desde luego, al Japón y Alemania destruidos tras la II Guerra Mundial.

El gremio de los comerciantes, como la mayoría de gremios en Colombia, ha jugado este papel de generar confianza entre quienes ejercen esta actividad empresarial y el Gobierno. Por ello considero muy importante asistir y observar con el mayor interés sociológico y de país, su máximo certamen gremial.

En el congreso de Fenalco están invitados los más poderosos comerciantes de Colombia –entre ellos el llamado ‘comercio de grandes superficies’- y también esa base multitudinaria de afiliados pequeños; estarán también presentes veintiocho juntas directivas seccionales, nacidas en correspondientes departamentos, de diferentes sectores del comercio. Y con ellos el alto Gobierno.

Pero lo importante es que, en tan variopinta reunión, nadie condicionará su asistencia a intereses políticos. En todo el espectro ideológico nacional encontramos empresarios que derivan su sustento del comercio y los servicios. Todos se reúnen alrededor del Gremio, independientemente de su bandera política, para que les ayude a enfrentar a ese Estado, a veces tan aterrador como un Leviatán.

En realidad el Gobierno debe tener buen criterio, para no confundir el derecho individual de cada afiliado de un gremio a seguir una tendencia política con una asociación política.

En el caso de gremios como Fenalco, el Gobierno debería intervenir para fomentar la confianza social, con apoyo incondicional. Solo de esta manera, aumentando el capital social, podríamos llegar un día a emular a sociedades como la alemana, tan reconocida en ‘Trust’. De esta manera, por ejemplo, el Sena sería tan eficaz en sus políticas de formación y trabajo como el BIBB del país germano.

Esa sintonía, entre gobierno y asociaciones de la producción, debemos tenerla bien clara, estoy seguro, en el Tolima grande que queremos construir, sede de este evento.

Credito
GEORGE WALLIS

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