Hay que utilizar correctamente el lenguaje

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Apoyándose en la sociolingüística, se podría aceptar todo tipo de expresiones, epítetos y palabras que de acuerdo con el contexto sociocultural del parlante, se desee o acostumbre emplear.

Pero el país en buen porcentaje se suma con su lenguaje, a las costumbres pordioseras, violentas, inadecuadas e inexactas, dejando la sensación de que el estudio para Latinoamérica y el Caribe sobre calidad de la educación, es preciso, cuando concluye que solamente Cuba puede ser catalogada como una isla con un cuerpo docente de calidad y Chile que viene ganando en calidad desde hace diez años y pueden demostrar el impacto y la huella que los docentes dejan gracias a su preparación, competencias y en consecuencia mejor desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje, como factor fundamental de la calidad.

En cualquier país se asombran cuando nuestros colombianos solicitan en un restaurante que les regalen un jugo, les regalen la cuenta, les regalen una botella de agua, nuestros jóvenes tienen a flor de labios el término regáleme, cuando lo más adecuado en un país con necesidades básicas insatisfechas como Colombia, donde la mendicidad es cotidiana, se debe incorporar el término “véndame por favor”, o les “traigan por favor”.

Pero a esto se suma la expresión violenta que casi es de uso masivo “me doy la pela”, qué horror, simplemente se podría decir, me esfuerzo por un proyecto, me ratifico en lo dicho, me expongo, continúo firmemente, entre otros términos.

Pero como si fuera poco, el uso inadecuado de cientos de palabras ha cobrado fuerza incluso entre profesionales de alto nivel y se escucha el término Round point desvirtuado expresado de diferentes maneras, si no puede pronunciarse correctamente, se puede reemplazar por glorieta o rotonda como lo dirían los españoles.

Pero además, absurda la ultra corrección para algunas expresiones, por ejemplo, se debe decir: Un vaso de agua, una botella de agua, arriendo, aprieto, ha habido. En nuestro departamento con frecuencia se escucha inadecuada dicción, no se pronuncian los últimos fonemas de las palabras, ni se hace la clara diferenciación entre palabras que contienen cc o x, la c , la p o la t, y esto se debe a la formación escolar, que se convierte en un círculo de errores de expresión oral, en el cual la familia como primera formadora no enseña un lenguaje apropiado, pero luego, quienes fueron formados para formar, no llevan el mejor lenguaje a las aulas y por ello se escuchan frecuentemente expresiones equivocadas como: Todos los tres, cuando lo correcto es decir todos o los tres; veintiún personas, cuando se debe decir veintiuna personas, han habido, cuando debe ser ha habido, pero también se escucha: hubieron, cuando el término es hubo, o el término habemos cuando lo correcto es decir, hay conmigo.

Pero además, se leen oficios que parecieran cuartillas cargadas de odios y agresiones por los términos utilizados y el uso indebido de mayúsculas fijas que representan un grito en los textos o a través de correos electrónicos, denotando desconocimiento de normas escritas o de la netiqueta que se debe utilizar como parte inherente de cualquier comunicación.

Credito
ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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