Yo soy capaz de vivir en paz

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Yo soy capaz es una campaña impulsada por una reconocida asociación de empresarios, que quieren motivar al pueblo colombiano a apoyar la reconciliación nacional.

Quizás el mayor acierto de la campaña sea el generar una idea fuerza, de autoconfianza y credibilidad en el país, en una sociedad crecientemente desconfiada. Y muchas razones tiene el colombiano de a pie para desconfiar del ‘establecimiento’, en cualquiera de sus tres ramas: ejecutiva, legislativa y judicial, que parecen vivir de la confrontación y los escándalos mediáticos.

En medio de esta deplorable imagen de las instituciones, el colombiano no acierta a creer ahora en convocatorias sociales del mayor interés, como es la de construir una sociedad en paz. Recordemos, para entender esto, que el último gran elemento de cohesión social, desde hace más de una década, fue el rechazo a la guerrilla. De hecho, la barbarie indiscriminada, la amenaza persistente a toda la sociedad, unió al país en marchas multitudinarias como la de febrero de 2008. Sí, todos nos unimos entonces en una reacción instintiva de indignación nacional y nos es todavía fácil que nos motiven ahora a ofrecerles un ramo de olivo.

Pero en estos días, tras la propuesta de entregar el ramo de olivo, nos surge el sentimiento de estar traicionando a quienes nos defendieron la vida. Los héroes de recordadas operaciones militares y de policía, todavía están en nuestra mente, cuando vemos que alguien da un saludo de paz a Timochenko y sus alegres muchachos habaneros.

Tampoco es fácil digerir que las instituciones del Estado se desprestigien entre ellas. Ante esto, al sentimiento nacional de culpa por tener que aceptar a los bandidos de ayer, se une la pérdida de confianza en nuestros defensores democráticos (a propósito, ¡en qué marasmo profundo se encuentra la Defensoría del Pueblo!). Todo esto unido a la demencial confrontación entre los dos únicos presidentes re-electos sucesivamente en nuestra historia. ¿Y ahora, quién podrá defendernos? –repetimos, como el inolvidable ‘Chapulín Colorado’.

Ciertamente, ser capaz es más que una campaña política o de apoyo al Gobierno. Ser capaz es el inicio de una catarsis, de una purificación de recuerdos nocivos y de egos recalcitrantes. Se trata del principio de una nueva cultura, nacida de la superación interior, de un dar prioridad al bien común. Lo demás, como dice la Biblia, “vendrá por añadidura”.

Pero, contra el escepticismo, intentemos regalar confianza. Busquemos ahora algunas ideas fuerza, cómo propone la campaña:

Soy capaz de entender cuántos en el planeta desearían tener la oportunidad que tiene Colombia. Soy capaz, pues la mayor oportunidad de ser feliz está 20 años más allá de mi edad actual, no importa mi edad. Soy capaz de hacer una mejor Colombia y realmente puedo lograrlo. ¡Soy capaz, de vivir en paz!.

Credito
GEORGE WALLIS

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