Respuestas sobre marihuana medicinal

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Para pasar del mito al dato en el debate sobre regulación de marihuana medicinal, la Fundación Ideas para la Paz (FIP) ha construido un documento que resuelve muchos acertijos y responde preocupaciones que se han generado entre maestros, padres de familia y la ciudadanía en general.

Por esta razón, y con el propósito de difundir información cierta que nos permita abordar problemas que aún no están resueltos en materia de marihuana, queremos dedicar este espacio para responder algunos de esos interrogantes.

Efectivamente, a través de las redes sociales, he recibido preguntas sobre si es cierto que la marihuana puede usarse con fines terapéuticos. La respuesta es sí. De acuerdo con la FIP, desde hace aproximadamente dos décadas, el cannabis y la resina de cannabis se han venido utilizando para controlar dolores crónicos y agudos, como los de enfermedades terminales, síntomas de artritis reumatoide, esclerosis múltiple y migraña.

También, el cannabis se ha usado para controlar náuseas y vómitos en tratamientos de cáncer y VIH (Sida), estimulando el apetito e incluso se han encontrado casos de tratamientos para asma y reducción de la presión intraocular asociada al glaucoma. En la literatura científica existen más de 20 mil estudios o revisiones publicadas sobre la planta de cannabis y sus compuestos; cerca de la mitad han sido publicados en bases de datos de estudios médicos norteamericanos.

¿Significa esto que la marihuana medicinal es inofensiva? La respuesta es no. Como cualquier otro medicamento, el cannabis tiene efectos secundarios y su uso debe controlarse entre grupos específicos como jóvenes y mujeres embarazadas o lactantes. Como lo ha dicho la Comisión Global de Políticas de Drogas, es precisamente porque son sustancias peligrosas y no por lo contrario, que deben ser reguladas por el Estado y no dejarlas en manos exclusivas de organizaciones criminales.

Aquí es preciso anotar que aunque se han documentado efectos colaterales como desorientación, somnolencia, confusión e hipotensión; la literatura los ha clasificado como mucho menores a los de varias drogas disponibles en el mercado legal como la morfina, el valium, lorazepam y phenobarbital.

En mi próxima columna abordaré nuevas preguntas, con el fin de que la evidencia científica se convierta en materia prima por excelencia para la discusión sobre nuevas y mejores formas de regular los fines terapéuticos de la marihuana.

Credito
JUAN MANUEL GALÁN PACHÓN Senador

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