Que no aparezca una crisis económica

En todas las épocas el mundo inevitablemente produce crisis, de tipo político, social, o de salud. A partir del afianzamiento global del sistema capitalista, con la predominancia del libre mercado, las tercerizaciones y la máxima concentración del capital y el ingreso, en cada vez más pocas manos, las crisis económicas se vienen presentando en forma recurrente, combinadas con etapas largas de expansión.

Las depresiones han sido tradicionalmente superadas con recetas, producidas por la imaginación de grandes teóricos, que en forma oportuna han sugerido la forma de remontarlas. Sin embargo, hoy es notable la recurrencia de varias crisis económicas globales, en los pocos años transcurridos del siglo XXI y, concretamente la que hoy amenaza al mundo, que amerita una especial atención y medidas oportunas de corrección.

Así exista un discreto crecimiento en la economía estadounidense, el plano internacional está dando muestras de una inminente crisis, se tiene la presencia de varios conflictos locales, en el oriente medio, el de Rusia y Ucrania, el de China con Hong Kong, la disminución de las tasas de crecimiento del PIB de China e India, la fuerte disminución del crecimiento proyectado de Latinoamérica, el riesgo de recesión en la Unión Europea, en particular de sus dos más importantes naciones, Alemania y Francia y la alarma general desatada por el virus mortal del ébola, son señales de que el estancamiento está por venir.

Es totalmente inconveniente para Colombia la ocurrencia de una crisis económica, precisamente cuando más se necesita que los sectores productivos crezcan y se fortalezcan, para el desarrollo de las iniciativas que el momento histórico le demanda al país. Costear la reparación de las víctimas del conflicto, la financiación del déficit fiscal existente que supera los 12 billones de pesos y crece por la caída de los precios del petróleo y los demás commodities, la recuperación del campo, la transformación del sector educativo y tantas otras iniciativas, van a requerir ingentes recursos para garantizar su éxito y la estabilidad integral del país.

En este escenario, lo más deseable es que los pronósticos que anuncian la depresión se equivoquen, o que el rumbo de la economía se pueda revertir, y que suceda el milagro de que el país siga creciendo a un ritmo que permita sostener, al menos los cambios más importantes que requiere la sociedad, para el esperado viraje a una mejor convivencia.

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO

Comentarios