Lechona real

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Los tolimenses podemos evidenciar, a la luz del sabio refrán - precisamente anglosajón - “el diablo está en los detalles”, que el Príncipe Carlos I de Inglaterra, heredero ya casi eterno de la Corona Británica, y su esposa, la antipática Camila, - para más señas Duquesa de Cornualles -, visitaron a Colombia, se fueron y no se enteraron en su corta estadía que en el país existe una hermosa región llamada Tolima. ¡Que lástima!.

Precisamente, porque los tolimenses no tuvieron ningún detalle de elegancia con aquellos ilustres visitantes. Otras regiones si fueron detallistas. Por ello, el Príncipe Carlos, pudo degustar jugo de feijoa, probar chontaduro, saborear uchuvas, catar cacao amazónico y comer hasta panela. También recibir de regalo selectos productos emblemáticos colombianos, como dos sombreros vueltíaos, un carriel paisa y nueve ruanas de lana virgen –virgen la lana no la oveja, para evitar repetidas y frecuentes confusiones en este sentido-- donadas desde aquí a sus hijos y nietos.

Otro detalle: las regiones que amablemente mostraron y regalaron sus productos, son precisamente las que ocupan los primeros lugares en competitividad, según datos recientes que ubican al Tolima y a Ibagué, en los últimos renglones de la cola de ese listado.

Y obvio, también quedaron en la foto con la realeza, validando esfuerzos de la empresa privada por ampliar mercados internacionales de productos en beneficio de sus regiones, la alcaldesa de Barranquilla Elsa Noguera, de Manizales Eduardo Rojas y el alcalde de Pereira, entre otros, funcionarios de distintas capitales colombianas.

Parece entonces, que para estos eficientes gobernantes, saludar al eterno heredero de la Corona Británica, constituía un buen motivo de diplomacia, así la razón fuera bastante cursi, pero lo importante era aprovechar la oportunidad en búsqueda de abrir mercados internacionales para su producción regional. Ahí está el detalle, diría nuestro querido y siempre recordado filósofo Cantinflas.

Lástima entonces, que Carlos I y Camila, no hubiesen podido saborear, nuestros productos de exportación: un café suave originario de Planadas, dentro de las variedades de café especiales del Tolima. O incluir dentro del almuerzo, como entrada un mango espinaluno. También, haber intentado sugerir a los anfitriones un plato de bocachico tolimense con una deliciosa porción de aguacate hass, del cual el Tolima está dentro de los primeros productores nacionales, y claro está, haber propiciado la ocasión para degustar nuestro tamal y la emblemática lechona tolimense.

Lo anterior, en terrenos de la bromatología, pero también – Carlos y Camila, así en confianza- habían podido llevar artesanías tolimenses como recuerdos colombianos para la familia real: prendas y accesorios hechos con piel de tilapia, o de fique, y una que otra prenda orgánica certificada. Todos los anteriores productos tolimenses, claman por mercados nacionales e internacionales.

Pero, a dichos eventos de elevada diplomacia real y alto contenido comercial, no fueron todos los invitados. Lamentable. Sobresalió por su ausencia, la mula Conchita, aunque si asistió Juan Valdez. Y obvio, faltaron otra cantidad de mulas.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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