El respeto a las mayorías en la UT

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

El Consejo Superior de la Universidad del Tolima tiene la responsabilidad social de elegir de manera ética y racional al nuevo rector para los próximos tres años. Esto acorde con los resultados producto de la consulta a docentes, estudiantes y egresados mediante la cual el actual rector José Herman Muñoz Ñungo, fue legitimado al haber ganado significativamente en la votación triestamentaria. La designación final se hará el 16 de octubre próximo por parte de los nueve integrantes del Consejo Superior de la institución.

Los honorables consejeros, deberán acatar la voz de las mayorías y ejercer un liderazgo coherente, en representación de cada estamento. De otra manera no cumplen su función. Se espera que no se inclinen por sus propios intereses; cada uno tiene silla en el Consejo, no porque esté ejecutando un trabajo que le garantiza su sustento, sino porque fue electo por un estamento para ser el vocero de las mayorías de cada uno de ellos.

Y este papel que cada quien ostenta, le obliga a dar ejemplo de ética, con la capacidad de representar dignamente a quienes previamente le han dado la confianza para interpretarlos. Su voto deberá ser abierto, de frente, por ningún motivo un voto secreto, habría que sospechar de quien llegase a una propuesta de dicha naturaleza.

No se aceptan “cajas negras”, como lo plantea Hoyle, en las organizaciones todo debe estar sobre la mesa, a la luz y es lo mínimo que de un puñado de consejeros se espera.

No entiendo por qué las mayorías en la universidad se silencian, admiten decisiones de pequeños grupos equivocados que pretenden amedrantar con los gritos o las mentiras. Es claro que quien lidera la academia, tiene trayectoria en dicho campo y muestra resultados, indiscutiblemente debe seguir en la rectoría en búsqueda de superar lo mucho que falta por hacer para que la Universidad del Tolima esté entre las grandes y prestigiosas. A través de un plan de mejoramiento para lograr metas seriamente discutidas y definidas en un plan de desarrollo, que merece continuidad y no, gateando, porque por primera vez se ejercerá un cargo que requiere tiempo y espacio para poder apropiar la inconmensurabilidad y complejidad del asunto.

Las universidad requiere líderes que vuelen con sus propuestas, que demuestren prospectiva, mente abierta, capaces de reconocer en el otro y en los otros, sus logros y motiven a climas institucionales más nutritivos, al trabajo en equipo y se evidencie la unidad porque somos una sola Universidad como lo ha pretendido la actual administración. Por ello es válido que se de la responsabilidad de la rectoría a quien ya tiene los aprendizajes requeridos para un buen desempeño como directivo en el próximo trienio. En el horizonte inmediato está la gran meta de lograr que la Universidad del Tolima alcance la Acreditación Institucional de alta calidad, una de las propuestas de gobierno de José Herman Muñoz Ñungo, que avanza por buen camino y que demuestra que se ha logrado un trabajo en equipo, donde los decanos, jefes de departamento, directores de programa, secretarios, académicos, docentes, estudiantes y egresados, se han unidos para entregar resultados.

Por ello, hago un llamado para que con toda la prudencia que debe asistir a un grupo de adultos que conforman el máximo órgano representativo de la Universidad del Tolima, le garanticen a la comunidad educativa, un rector con los conocimientos epistemológicos, teóricos y prácticos requeridos para que continúe desarrollando el eje misional fundamental, que es la academia; que siga posicionando a la Universidad y avance con pleno conocimiento, por la autopista que en este segundo mandato, indiscutiblemente será aún más fructífera.

Unidos obtendremos los grandes propósitos de la Universidad del Tolima, honor prestigioso de la educación universitaria de Colombia.

tatianarojasoviedo34@gmail.com

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