El viernes 13 en París

Guillermo Pérez Flórez

El presidente François Hollande ha responsabilizado a ISIS (Estado Islámico de Irak y del Levante), de los terribles atentados del viernes en París. Por su parte, esta organización se ha atribuido la responsabilidad y ha afirmado que sus combatientes emplearon bombas, ametralladoras y después se hicieron reventar con cinturones explosivos.

El asunto es complejo. Hace parte del difícil y multifacético puzzle político-cultural del mundo árabe. ISIS opera en Irak y Siria. Nació en 2003 para combatir contra la invasión norteamericana en Irak, como una organización próxima a Al Qaeda. Allí sufrió varios reveses, pero logró oxigenarse en Siria al estallar la guerra civil. El año pasado, su líder Bakr al-Baghdadi cortó los lazos con Al Qaeda, declaró soberanía sobre Irak y Siria, y se autoproclamó califa. Así pues, estos episodios tienen un causa remota llamada Irak. En Occidente y en América Latina, es poco cuanto la opinión pública sabe de esta organización, solo que es un grupo fanático y terrorista. Pero vamos a tener que tomar interés, pues me temo que lo de París no es más que una batalla de la “tercera guerra mundial a trozos”, como viene señalándolo el papa Francisco. Es una vergüenza que a pesar del 11 de septiembre en Estados Unidos (2001), del 11 de marzo en Madrid (2004) y de otros tantos episodios los gobiernos sepan tan poco y se limiten a reducir la cuestión a que son fanáticos que quieren destruir Occidente. No entienden cómo piensan y actúan.

Los responsables de los atentados en París murieron por sus propias acciones. Igual ocurrió en Nueva York, en Madrid, en Londres el 7 de julio de 2005, e igual sucede casi a diario en Palestina. No les importa morir por su causa. ¿Y cuál es su causa? Lógicamente, esta guerra tiene un componente religioso, pero no es lo único. Hay más. Tiene raíces económicas y geopolíticas. Que no las conozcamos o no las entendamos no quiere decir que no existan. Esto desborda lo religioso. ISIS surgió como una reacción a la invasión a Irak. Osama Ben Laden luchó contra la invasión rusa en Afganistán, con el apoyo norteamericano, valga recordarlo. De por medio hay intereses económicos, negocios, geopolítica.

Esta guerra es militarmente asimétrica, por ello se expresa a través del terrorismo. ISIS no tiene aviones, ni drones, ni tanques blindados, solo combatientes dispuestos a morir, a quienes les basta un kaláshnikov, un fusil de asalto ruso que en el mercado negro se consigue por 20 o 30 dólares, y explosivos. Y cada día ganan adeptos. Según expertos, ISIS tendría en sus filas entre 2.000 y 3.000 ciudadanos con pasaporte europeo. De ellos, entre 500 y 700 serían franceses, 400 británicos, 250 belgas y 250 alemanes, entre otras nacionalidades. La cuestión de fondo es que la tragedia de París nos duele, pero la de Damasco no tanto. El número de refugiados de la guerra siria en Europa se acerca al millón, y hay quienes afirman que en realidad es una invasión. ¿Le esperan a Europa otros París? Me temo que sí.

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