El Vaticano: uff, hiede

Robert Shaves Ford

Sin decirlo explícitamente, pero dando a entender que sí, que son ciertos los escándalos financieros del Vaticano denunciados en los libros que dos periodistas italianos, Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, publicaron. Así se pronunció el Papa Francisco.

Sus palabras exactas fueron las siguientes: “Yo mismo pedí hacer ese estudio”, en referencia a la denominada Cosea -por sus siglas en italiano-, es decir a la comisión impulsada por él en julio de 2013 para conocer la situación económica del Vaticano. Y añadió: “Yo y mis colaboradores ya conocíamos bien estos documentos, y se han tomado medidas que han empezado a dar frutos, algunos visibles”. Los documentos a los que alude el Papa son los informes de la Cosea que detallan algunos de los escándalos financieros del Vaticano, y que han servido como fuente principal de información para la redacción de los libros que salieron al mercado. El prelado español del Opus Dei, Lucio Angel Vallejo Balda, detenido por la Gendarmería vaticana el pasado 31 de octubre, es el primer sospechoso a ojos de la Santa Sede de haber difundido estos documentos confidenciales. Vallejo Balda fue secretario de la Cosea, y una de las personas que tuvo directo acceso a toda la información. Asimismo está bajo la mira del Vaticano la laica italiana Francesca Chaouqui, que también fue miembro de la Cosea.

“Robar estos documentos es un delito. Es un acto deplorable que no ayuda”, también afirmó Jorge Mario Bergoglio, tras el Ángelus y ratificando lo que el Código Penal Vaticano dice: Éste establece penas de cárcel para quien proporcione ilegalmente información o documentos cuya divulgación esté prohibida. De hecho, el prelado español podría ser condenado a hasta ocho años de prisión.

“Quiero aseguraros que este triste hecho no me apartará de la reforma de las finanzas de la Santa Sede que estoy llevando a cabo con miscolaboradores y el apoyo de todos vosotros”, destacó también Francisco. E insistió: “Sí, con el apoyo de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva a través de la oración y la santidad cotidiana de cada bautizado”.

Nuzzi explica en su libro ‘Via Crucis’ que las beatificaciones y santificaciones son una máquina de hacer dinero, ya que la Santa Sede cobra por cada una de ellas una media de medio millón de euros (Eso debió costar Santa Laura). También detalla que, de cada 10 euros que El Vaticano recibió de los fieles para obras de caridad en 2013 y 2014, sólo destinó un par a ese objetivo. Y que los cardenales viven en apartamentos de unos 200 a 700 metros cuadrados (Uff) en el centro histórico de Roma.

Por su parte, Fittipaldi recoge también estos datos en su obra ‘Avarizia’, y otros tanto o más escandalosos. Por ejemplo, el reportero italiano denuncia que la Santa Sede invirtió en la petrolera Exxon y la química estadounidense Dow Chemical, que una diócesis eslovena lo hizo en una televisión porno (debe ser gratuita por aquello de la pobreza) y que fondos del hospital infantil Bambin Gesù -gestionado por el Vaticano en Roma- fueron destinados a remodelar el apartamento de un cardenal, algo asi como 625 mil euros. Algo más que heder, muestra que todo ello está pútrido.

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