No es Colombia, ¡es usted!

José Manuel Acevedo

¿Está preparada Colombia para que sus niños sean adoptados por parejas del mismo sexo, para tener cultivos legales de cannabis y agroindustria organizada alrededor de la marihuana con fines medicinales o para ver abortar a sus mujeres sin más restricción que la de la voluntad propia en las primeras 12 semanas de gestación?

La pregunta, planteada así, nos ha puesto siempre en el escenario equivocado. Un país nunca se ‘prepara’ para lograr hondas transformaciones culturales que simplemente son el resultado de un cambio de actitud espontáneo de sus ciudadanos que toma fuerza con el paso de los años. El problema entonces no es si esa entidad abstracta llamada Colombia está preparada para asumir ciertos cambios sino si cada uno de nosotros está dispuesto a vivir con realidades y responsabilidades que históricamente hemos desplazado al Estado permitiéndole que se meta en nuestras vidas privadas, quizás porque somos incapaces de abordar el problema por nuestra cuenta.

Muchos padres de familia viven cómodos con la prohibición del aborto o las limitaciones que la legislación ha puesto a los homosexuales porque así se quitan el problema de asumir posiciones personales frente a sus hijos y construir un concepto propio de lo que significa una cosa u otra. “No pienses nunca en abortar, hija, porque podrías terminar en una cárcel”... “Casarse con otro hombre está prohibido. Así lo dicen las leyes de Dios y de los hombres”.... Es la prohibición estatal, basada en una ley o un texto sagrado, la salida más fácil de algunas familias y algunos educadores encontraron para no pensar por sí mismos y no tomar decisiones propias.

Por eso creo que damos un salto hacia adelante, quizá difícil pero necesario, cuando de delegar toda la responsabilidad sobre estos asuntos en el Estado pasamos a asumir esas decisiones desde el fuero íntimo o familiar. Damos un salto hacia adelante cuando en vez de que nos digan lo que tenemos que hacer, asumimos nuestras responsabilidades y hacemos lo que creemos. Drogas, derechos de los gais, aborto, eutanasia: tome usted la decisión que quiera, pero hágalo fruto de una reflexión propia y no de la facilista posición de que el Estado lo resuelve todo por nosotros. Dé un paso hacia adelante también respetando las decisiones de los otros. No es Colombia la que debe prepararse para las transformaciones, es usted el que debe asumirlas.

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