Las Zidres

Interesarse en el desarrollo rural, económico y social podría ser una buena oferta electoral de cualquier candidato deseoso del respaldo ciudadano. Lo que no tiene nombre es utilizar semejante articulación de conceptos para ocultar un propósito tan ignominioso como es el de despojar al campesinado del derecho constitucional a acceder con exclusividad a las tierras baldías de la nación.

Lo que hizo el presidente Santos el pasado viernes en Orocué, Casanare, fue precisamente protocolizar tal despojo al poner su firma en la ley que creó las Zidres (Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social), que sustraen del inventario de baldíos de la Nación aproximadamente siete millones de hectáreas para ponerlas en condición de ser apropiadas por personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, vinculadas al campo o no, que quieran explotarlas.

Es curioso que en los diálogos de La Habana no haya habido acuerdo sobre las zonas de reserva campesina, pese a contar con una ley que las protege -la 160 de 1994-, y que en cambio el proyecto de ley Zidres haya encontrado entre Gobierno y Congreso una coincidencia tan pronta para su aprobación.

La ley Zidres no es poca cosa. En las zonas que crea podrán ejecutarse proyectos diferentes a la producción de alimentos; agroindustriales, por ejemplo. Esto quiere decir que además de sonsacarles a los campesinos, de entrada y sin anestesia, siete millones de hectáreas que estaban previstas constitucionalmente para ellos y con las que se hubiera podido alimentar el fondo de tierras que el Ejecutivo se comprometió a crear en los diálogos de La Habana, se crean las Zidres, con autorización incluso para generar inmensos lunares en la frontera agrícola y comprometer aún más nuestra ya casi inexistente soberanía alimentaria.

Las Zidres, entonces, constituyen una burla a un campesinado que lleva toda su vida aguantado el abandono del Estado y, muchos, la negativa a la titulación de sus tierras que, al contrario, han permanecido expuestas a la acción expropiadora de mafiosos y paramilitares.

A propósito de las Zidres, ellas fueron una de las muchas preocupaciones que se mencionaron en la Cumbre Regional por la Paz que se celebró en Ibagué durante los pasados 28, 29 y 30 de enero, que fue instalada en plaza pública por el doctor Guillermo Alfonso Jaramillo, alcalde de Ibagué, y contó con aproximadamente 300 delegados provenientes de Boyacá, Cundinamarca, Quindío y Tolima. 

Este evento, convocado por la Cumbre Nacional Agraria, Campesina, Étnica y Popular, se hizo eco de la iniciativa que viene corriendo por todo el país, de adelantar un gran Paro Nacional, en cuyo pliego, seguramente, se incluirá la derogatoria de este esperpento antisocial. ¡Apoyémoslo!

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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