La paz es de todos y para todos

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Entre los muchos temas a ser tenidos en cuenta en el proceso de paz, merecen especial atención la tierra, la cultura, la reconciliación, la justicia y el medio ambiente. Son temas de interés general que reclaman la participación ciudadana que no puede ser sustituida por diálogos entre las élites que nos tienen como estamos

La tierra ha sido y seguirá siendo el trompo de bailar. Despojos violentos, robo de baldíos, reformas agrarias enmuchiladas, zidres y restitución de tierras, con fuerte oposición encabezada por el envainado Lafaurie, el procurador en campaña y los peones que añoran los Doce Apóstoles. Si este tema no se soluciona, los acuerdos de La Habana no pasarán de ser un canto a la bandera.

La cultura, ese pasado espiritual acumulado que cohesiona la civilización y da entidad y sentido de pertenencia a una comunidad, que debería ser la base de todo proyecto de desarrollo, ni siquiera fue mencionada en las conversaciones de La Habana, con el silencio cómplice del Ministerio de Cultura.

Solo el 26 de marzo, Timochenko publicó una carta a intelectuales y artistas en la cual dice que en el post acuerdo, el arte, la ciencia y la cultura tendrán un papel importante y “la cultura y el arte son identidad y también libertad” y otras frases que hubieran servido para proponer la cultura como tema de las conversaciones de La Habana. Wade Davis afirma que: “La violencia, sea en Colombia, Oriente Medio o Ruanda, se da cuando la cultura se quiebra”.

La reconciliación debería tener en cuenta a los niños desde cuando comienzan a interactuar en grupos de lúdica y comprometer a los chinches de primaria y a los jóvenes de bachillerato con su servicio social.

Hay un ejemplo importante sobre este tema que vale la pena conocer para replicar y es el proceso que actualmente se desarrolla en el Colegio Eduardo Umaña Mendoza en la Localidad de Usme en Bogotá, que fue construido e inaugurado por el exalcalde Lucho Garzón en honor a este gran defensor de los derechos humanos, asesinado hace 18 años y cuyo crimen sigue en la impunidad.

Allí los niños desde los más pequeños hasta los más grandes, guiados por maestros comprometidos en la defensa del legado de Umaña, tienen sus comités de conciliación donde aprenden, con lúdica, a disentir y respetar la opinión de los demás, a resolver sus diferencias con ternura y comprensión y a exigir el respeto de sus derechos humanos. Fundamental también en este proceso son la historia local y el sentido de pertenencia. Ejemplo deberían dar los dirigentes políticos y empresariales que todo lo hacen por votos y/o por dinero. No sobra que las universidades se preocupen menos por formar para hacer plata y forme mujeres y hombres para servir a la comunidad.

La justicia politizada, mercantilizada, es la madre de todos los males. Solo garantiza corrupción e impunidad y, lógicamente, injusticia y tráfico de influencias.

El medio ambiente, sustento de la humanidad, recibe golpes letales del Estado: Santurbán, Ciénaga Grande de Santa Marta, La Colosa, el Quimbo, la privatización del río Magdalena, la carretera sin licencia entre el río Lozada y San José del Guaviare para transportar crudo, feria de licencias para extractivistas sin consultar las comunidades afectadas y la tapa del cóngolo la pone el gerente de Ecopetrol con lo de “con la paz entraremos más fuerte en Caquetá, en Putumayo, en Arauca, en Catatumbo…”. Un atentado contra el medio ambiente es un atentado contra la humanidad.

Es necesario recordar que la paz es de todos y para todos.

Ñapa 1.- Son muchos los que muestran preocupación por la falta de cuidado con el patrimonio cultural y temen que este llegue al Patrimonio Arquitectónico de Ibagué, del que hacen parte, entre otros, el Palacio Episcopal, el Conservatorio y el Círculo Social.

Ñapa 2.- Felicitaciones al periodista y abogado Iván Ramírez por la muenda dada a sus acosadores judiciales. Que los hay, los hay!!

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