Ibagué – ciudad región

Jaime Fajardo Suárez

“Cada mañana en África se despierta una gacela. Sabe que tiene que correr más rápido que el león más veloz si no quiere que la mate. Cada mañana se despierta un león. Sabe que tiene que ganar a la gacela más lenta si no quiere morir de hambre. Da igual que seas león o gacela. Cuando salga el sol, más te vale empezar a correr”.

Proverbio africano, citado por Thomas Friedman en La tierra es plana, 2006, ediciones, Madrid.

Del concepto de ciudad región todos hablan, y todas las ciudades pretenden ser cabeza de región; pero esa carrera es un juego en el que todos los territorios corren o bien para sobrevivir o para no morir.

Ciudad–región es un territorio que contiene en sí mismo, en forma real o latente, el conjunto de equipamientos o de subsistemas de cuya articulación surge una complejidad evolutiva capaz de generar tanto crecimiento económico como desarrollo social y que tiene un lugar central que funciona como una ciudad de primera clase, que se articula con un sistema de ciudades secundarias y que actúa como nodo emisor y receptor de procesos de intercambio entre la región, Bogotá y el mundo.

Ese refrán africano en su sabiduría, nos describe el momento actual, una carrera con otras regiones pretendiendo ser competitivos o poseedores del mercado que ofrece Bogotá. Ya debemos despertar, ya debemos empezar a correr.

Si queremos sobrevivir, empecemos por cambiar nuestros paradigmas que nos mantienen atados: “ciudad de paso” No.

Más bien pensemos que Ibagué es una ciudad “cruce de caminos” así nacieron todas las grandes capitales del mundo. Y como un nodo central, es el punto de interacción de procesos económicos, de movilización de capital, de personas, de conocimiento, de intercambio de productos agrícolas, de manufacturas textileras, de valor agregado a la agroindustria, de innovación, de emprendimiento, de investigación y de mercadeo.

Entonces, que nos falta. No es nuestro código genético, porque ya nuestra población es más de migrantes que de nativos. Nos falta visión emprendedora, asociatividad, jalar en la misma dirección, planificar a futuros, hacer práctica la prospectiva y no un cuento de voladores que no arrancan.

Superar los límites municipales y pensar en una región fortalecida por una serie de equipamientos que impulsen el desarrollo; un gran aeropuerto internacional de pasajeros y de carga en Flandes, un gran clúster de carne y derivados en el Guamo, donde se desarrolle una gran feria ganadera, donde se establezcan unas cadenas de frío que envíen la carne a Bogotá con un valor agregado, una industria pujante de curtiembres y de calzado; un gran centro de abastos de alimentos que reciba la despensa de Cajamarca y Anaime; un polígono industrial en Buenos Aires, para recibir industrias metalmecánicas y otras; una gran Zona Franca que está en proceso de construcción y que requiere todo tipo de incentivos; un gran botadero de basuras centralizado para varios municipios que justifiquen el desarrollo industrial del reciclaje; un fortalecimiento de los clúster que operan en el Departamento como es el caso de la pescadería, del aguacate, del café; una minería sostenible y amigable, etc.

Es decir, tenemos todo para ser igualmente, una ciudad logística por excelencia, ya que cuenta con un Centro Logístico ya establecido y la fortaleza del transporte intermodal; vías 4G, aeropuertos, un río Magdalena navegable, y un ferrocarril que cuenta con el espacio físico para retomar lo que en épocas lejanas fue (Europa se mueve a partir del ferrocarril).

Que nos falta; romper las fronteras de aranceles, u otros mecanismos que entorpecen la conformación de un espacio regional, que va de la mano de un espacio de producción y de generación de empleo. Con las innovaciones tecnológicas y el mejoramiento de la infraestructura para el intercambio, los beneficios de la concentración de equipamientos que se plantean, permite que se conforme una gran región urbana.

Qué nos falta, asumir esta carrera competitiva del mundo actual, que es muy dura, pero, que colectivamente, socialmente, con dirigentes altruistas, y con muchas ganas, podemos correr para ganar o para sobrevivir.

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