#Fuerachinos

Nelson Germán Sánchez

–Gersan-

Porque a veces hay que decir, no lo que es socialmente correcto, si no lo que es cierto y justo. Por eso, y a riesgo de que me traten erróneamente de xenófobo, escribo esta columna. Porque creo que es mejor dejar un precedente histórico que quedarme callado como la mayoría, como los políticos y “líderes” gremiales, frente a un problema descomunal que va en aumento y que arruinará en poco tiempo a miles de familias dedicadas al comercio, a la industria nacional, que nos aumentará la pobreza, desempleo y la desigualdad social.

Estoy convencido de que llegó la hora de ponernos serios a los chinos. Sí, a los chinos de China. A esos que nos están invadiendo y ahogando de mercancía barata y de dudosa calidad.

Debemos hacer frente común a lo que expertos en comercio, negocios y política internacional llaman la “silenciosa invasión china”, que se hizo visible hace por lo menos cinco años sobre América Latina y con rigor desde hace más de un año en Colombia.

No es gratis que las cientos de familias dedicadas al comercio en zonas como el tradicional San Victorino, en Bogotá, hayan salido a marchar por lo menos cinco veces este año para quejarse de cómo los chinos ya no solo están importando mercancía barata para vender al comercio organizado, sino trayendo directamente desde su país cientos de contenedores para poner sus garras sobre los comercios mayorista y minorista. Tanto es así que han comenzado a colocar sus propios locales, bodegas, lugares de venta al público, plagando centros comerciales populares como los Sanandresitos, el “hueco” en Medellín, plazas de Barranquilla, Cali y Bogotá (El Centro y calle 68, por ejemplo).

Por ahora están allí, en lugares populares. Pero ya comienza el tránsito sinuoso y lento del dragón hacia otros centros comerciales, a apoderarse de la vocería y representación de las instituciones gremiales y camerales, entiéndase comités de gremios, Fenalco, Andi, Cámaras de Comercio y de todo tipo de profesionales, asociaciones privadas. ¿Será que ya se tomaron las medidas legales y estatutarias para impedir este zarpazo chino en menos de cinco años?

O seguiremos en la misma idea irreal de que este es el mundo globalizado, somos ciudadanos multiculturales y no sé qué más cosas, cuando eso ya cambió en Europa, Asía y América del Norte, donde el proteccionismo, el nacionalismo, el cuidado de su comercio y su industria están de vuelta con más ahínco y nosotros todavía parados en la tonta apertura económica del Gaviria y su kínder. Y para rematar, con una Canciller a quien por sus resultados parece le dan más dolor de patria los países vecinos que el propio. ¿O será que no nació aquí?

Los chinos no solo necesitan nuestros recursos naturales para abastecer a sus mil 300 millones de habitantes, sino que el motor interno de su desarrollo ya se copó por la infraestructura nacional construida, y las zonas industriales instaladas y en plena en marcha al servicio de empresas propias y extranjeras; obvio, ahora requieren moverse en el comercio para seguir su dinámica de desarrollo, tal cual lo explica el escritor y estudioso del fenómeno Diego Guelar.

Con mercancía de mala calidad y muy barata, aprovechando así la necesidad de los colombianos ante tanta escasez de ingresos y efectivo, y la asfixia que tenemos de gravámenes, más la cascada de impuestos que Santos nos va a dar de regalito de Navidad a quienes no somos guerrilleros, pues tienen el camino abonado.

Por eso, la cruzada nacional y en lo local debe ser en una sola voz: fuera, chinos (y no hablo de quienes tienes sus restaurantes aquí) sino en el caso de Ibagué, de esos que ya merodean la Tercera, Chapinero, la Segunda, que comenzaron a penetrar sus tentáculos cebando a los comerciantes de aquí con grandes volúmenes de mercancía barata, pero buscan es conocer la dinámica del comercio y el mercado local, para luego establecerse como ya pasó en otras ciudades colombianas. No, señor. ¡Fuera! Debemos defender lo nuestro el comercio y la industria local. Decir con firmeza en esta época de compras decembrinas: #nocomprochino #fuerachinos. Primero lo nuestro.

Nadie está en contra de esos ciudadanos, ni se pueden respaldar medidas violentas o agresiones de ningún tipo contra ellos, nada más distante de lo que se busca, pero sí que exista justicia y equidad frente a lo que cuesta producir y vender aquí y lo que ellos traen de allá. Una simple igualdad de condiciones.

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