Leonidas, el alcalde que Ibagué requiere con verdadera urgencia

Columnista Invitado

Didyme-dôme

Si algo debe tener claro el electorado local, acorde con la actual circunstancia socioeconómica de esta capital, por su gravedad como la describe la encuesta de “Ibagué Cómo Vamos”, es que Ibagué demanda un futuro alcalde distinto a todo lo ya probado: de sólida condición profesional, experimentado, muy bien formado e informado sobre la realidad local y con propuestas serias, consistentes y estudiadas, de real impacto para el mejoramiento y el cambio, acompañadas de cifras y prospecciones de índole técnica y administrativa para la generación de un entorno propicio al desarrollo.

Porque lo que muestran los indicadores sobre la situación que hoy presenta la ciudad, no alienta al optimismo, ni presagia que las cosas puedan mejorar sin la decidida adopción de acciones inteligentes y audaces de corto, mediano y largo plazo, dispuestas a enderezar lo existente y darle orientación definida y cierta a su futuro.

Con tasas de desempleo que ya desbordaron el 18%, pobreza e indigencia entre las más altas del país; un nivel de ingreso inferior al de las demás ciudades capitales de iguales o semejantes características; con un bajo crecimiento financiero y unas cifras de informalidad y deserción escolar en aumento derivadas de la precaria condición económica de su población, no se ve nada fácil como se pueda obtener la transformación indispensable, que de verdad la inserte en la corriente del desenvolvimiento que vienen presentando el resto de regiones del país en su conjunto y menos que pueda llegar a superarla.

Porque fundamentalmente, la falta de planeación, una populista concepción orientando su estructura física y el traslado efectuado por las autoridades encargadas de ella a unos incompetentes curadores, ha llevado a que su crecimiento se torne hoy totalmente anárquico; su precaria infraestructura frágil y carente de capacidad, aunada a un inexperto manejo que se le ha venido dando a esta en los últimos tiempos, acompañada de altos costos, ha determinado que los inversionistas duden de la bondad de invertir en ella. Y ni que decir del desordenado tránsito a causa de la falta de educación al ciudadano, la excesiva concentración de buses, taxis y motos, sumadas a una insuficiencia vial mermada por la construcción de improvisadas e inútiles ciclo vías y al deteriorado estado de sus calles que ha vuelto farragosa como la que más su movilidad urbana, todo ello acompañado con unos cobros tributarios poco flexibles y reajustados exageradamente en sus cuantías, terminan por hacer, definitivamente a esta musical ciudad, poco o nada atractiva a la inversión de capital foráneo y al escaso ahorro local que en ella se está generando.

Un urgente ordenamiento urbano, grandes dosis de imaginación creativa, experiencia probada, mesura y buen juicio en el gasto con austeridad, sensatez y atino en la priorización de los problemas y honradez, pero sobretodo mucha honradez, es lo que se requiere, así esto no emocione a muchos y pueda llegar a amenazar con mermar la concurrencia a las urnas.

Es lo que de verdad marca la gran diferencia entre Leonidas López y los restantes aspirantes, permitiendo evidenciar, sin lugar a dudas, la consistencia de cada uno de los discursos y la solidez de sus currículos y capacidades: la información que posee este candidato, el probado talento con el que está equipado y sobre todo, las ganas que tiene de hacer bien las cosas, a más de otros valores, como su disposición para escuchar, la tolerancia a la crítica y la aptitud para enfrentar problemas de todo orden y darles eficaz solución.

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