La trampa de Tucídides

Columnista Invitado

Abogado

“Las finanzas son un arma, la política es saber cuándo apretar el gatillo” Don Lucchesi, en El Padrino.

 

Entre Estados Unidos y China las amenazas han escalado sin precedentes los últimos meses dado que hoy la tecnología es la nueva guerra; sin embargo, siempre en la retaguardia está lo militar por si acaso. No se trata de acuerdos comerciales como los creemos conocer, mientras sigamos únicamente en la discusión de los precios de los commodities ellos nos seguirán mirando de la misma manera.

Cuando aparece un nuevo poder emergente reta a uno establecido: lo dijo Graham Allison para describir la trampa de Tucídides, y esto ha sucedido a lo largo de la historia como le ocurrió a Portugal con España, ahora le está pasando a Estados Unidos con China. A raíz de los hechos hostiles contra Huawei en Norte América, se ha generado tal presión que lo único evidente es un interés en quién dominará la inteligencia artificial, la tecnología 5G, lo que no se conoce y lo que siga.

Es claro que el presidente Trump advirtió esto y está actuando tal como debería ser: con olfato de empresario no de político, que defiende hasta la muerte sus posiciones. Si fuera realmente un mandatario malo en términos de su gestión, le estarían haciendo tantas protestas como al desdibujado joven presidente Macrón en Francia.

Y mientras sucede esto, Europa con un Brexit que tiene reventado al continente, el Reino Unido con unos políticos incapaces de encontrar una salida apegados a la nostalgia del pasado imperial de Inglaterra, una Le Pen que quiere volver Grandiosa a la Francia de antaño, una Italia que entró en recesión con un comediante entre sus líderes, una Alemania cada vez más estancada después de la suspendida negociación entre el Deutsche Bank y Commerzbank y sus tóxicos antecedentes, y Rusia con un Putin más inteligente que quiere se respete y se le tema nuevamente a la “madre Rusia” pero sin un consumo y producción importantes.

Esto un Póker y China está blofeando, aún no pueden ser los líderes y la razón: no tienen el mismo nivel de consumo que en Estados Unidos, por el contrario, una carga pesada representan los límites a las libertades convirtiendo esto en su debilidad económica tal como lo demuestra el descontento cada vez más creciente que inició en Hong Kong y que ha minado su economía que creció menos de lo esperado en años.

A Trump no le esperan malas noticias en los próximos meses, tal vez lo único que le trasnocha es la negociación con China la cual puede salir mejor de lo que se cree y terminar de pavimentar su reelección a la Casa Blanca. Ambos se necesitan, se van a necesitar, y en las próximas dos décadas los EE.UU. seguirán mandando, es una simbiosis perfecta. Es inobjetable que Trump es el líder que reclama este momento de la historia para enfrentar estos cambios económicos. Y aunque hemos desperdiciado como política mirar hacia el pacífico desperdiciando dos décadas, estamos en mora de fijarnos en el Índico…

Y mientras tanto nosotros preocupados por los precios del café, en especial cuando países como Vietnam que en diez años pasaron a ser líderes en producción y el petróleo cuando no somos productores importantes. ¿Seguirá siendo nuestro destino y nuestra suerte la venta de herraduras, puntilla y cabuya?, o contar con la suerte cada vez más lejana, de la caída del presidente Maduro en Venezuela.

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