Crónica de una renuncia anunciada

Columnista Invitado

Por la situación social y de permanente conflicto en el país, es el Ministerio de Defensa Nacional uno de los cargos mas complejos y difíciles de manejar en el Gobierno; a su mando, están alrededor de 670 mil hombres de las fuerzas militares y de policía que articuladamente deben trabajar por mantener la paz y brindar estabilidad a la sociedad, por lo mismo, es una dignidad que tiene un estrecho margen de error y que cualquier equivocación por mínima que sea, será fuertemente castigada por la opinión pública.

Sin embargo, parecía que el ex ministro Botero estaba blindado a las consecuencias de sus desaciertos y ligerezas porque gozaba del total respaldo del Presidente Duque. En los 15 meses que estuvo al mando de esta cartera tuvo escándalos como: las denuncias publicadas por The New York Times, en la que se revelaban las directrices que desde la cúpula militar se dieron con el fin de incrementar resultados, incluido el número de bajas en combates para demostrar efectividad; lo que hizo recordar a los falsos positivos.

O, el asesinato de Dimar Torres, un exguerrillero de las Farc, a manos de miembros del Ejército, quienes desaparecieron el cadáver sepultándolo en una fosa, informando después que Torres había muerto en medio de un enfrentamiento.

El ministro Botero repitió en Bogotá esa versión y ahora se sabe que se trató de un crimen premeditado que comandó un coronel el cual hoy está libre. Sumado a lo anterior, está el ridículo internacional que se pasó ante la ONU, donde el Presidente Duque presentó unas supuestas pruebas de la alianza entre el gobierno venezolano y grupos ilegales colombianos; los cuestionamientos contra Botero vinieron cuando el diario El Colombiano y la agencia AFP revelaron que algunas de las fotos incluidas en el informe contenían información falsa.

Pero la gota que rebosó la copa en contra de Botero, fue el ocultamiento de la muerte de ocho niños en el bombardeo realizado a un campamento de disidentes de las Farc en San Vicente del Caguán, dando pie a que en el Congreso de la República se adelantara un debate de moción de censura que estuvo muy cerca de ser aprobado y que ocasionó su renuncia.

Desde luego, la responsabilidad de que haya niños en medio del conflicto armado obedece al reclutamiento forzado que hacen los grupos armados ilegales, no obstante, mal hicieron desde el ministerio, al esconderle la verdad a la opinión pública y permitir que fueran otras fuentes las que filtraran la noticia.

Lo qué pasó con el Dr. Botero es la crónica de una renuncia anunciada, puesto que, ademas de la seguidilla de errores que cometió, ocupó un cargo para el que no tenía el perfil y nunca se preparó. Espero que el Presidente, por el bien del país, escoja a un ejecutivo, con carácter y prudencia para que lidere ese importante ministerio, el de nuestra defensa.

Columnista invitado

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