Los desplazados de su infancia

Columnista Invitado

Inicio esta columna con un poema conmovedor, dedicado al desplazamiento forzado, del joven poeta británico-somalí Warsan Shire: ‘Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón (…) El niño con el que fuiste a la escuela, que te besó hasta el vértigo detrás de la fábrica, sostiene un arma más grande que su cuerpo (…)’

Y traigo a colación este poema que refleja la crudeza del que ha conocido el desplazamiento, porque el reclutamiento ilícito de menores y arrebatarles su infancia, es un acto cobarde y cruel.

Cruel porque mientras otros niños juegan con pistolas de agua, ellos aprenden a manejar rifles de verdad, mientras unos comen dulces, ellos pasan hambre, mientras unos ven dibujos animados cómodamente sentados en sus casas, ellos ven la muerte diaria de compañeros o familiares

Aunque no ahondaré en el tema ampliamente debatido, cuestionado y analizado en el país, como la muerte de los menores, entre los 12 y 17 años, que el pasado dos de septiembre, perdieron la vida en desarrollo de un bombardeo en San Vicente del Caguán, en Caquetá, con el agravante que, fueron presentados como ‘delincuentes muertos en desarrollo de operaciones militares’, es un acto cruel, deleznable. Ningún hecho justifica tamaño exabrupto.

Uno podría imaginarse que la situación del reclutamiento de niños y niñas es cosa de otros países y no del nuestro. El reclutamiento, utilización y alistamiento de menores en conflictos bélicos, es un tema que ha preocupado siempre a los organismos internacionales y estatales.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), tiene un largo historial del reclutamiento forzado de niños y niñas.

El Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lo ha denunciado en múltiples oportunidades. Además, un informe de Amnistía Internacional establece que a pesar de no existir datos fiables sobre el número de menores forzados a tomar parte en los conflictos armados, se sabe que existe reclutamiento en al menos 19 países del mundo, donde millones de niños se ven envueltos en conflictos de los que no son simplemente testigos, sino que los grupos armados los explotan como combatientes.

La Universidad Javeriana realizó a principios de este año una investigación sobre los niños soldados, víctimas del desplazamiento forzado, con revisión del tratamiento de los niños en la guerra en el Derecho Internacional de Derechos Humanos (Didh), concluyendo que, en relación a la edad, Colombia tiene una deuda pendiente con su infancia pérdida.

El reclutamiento ilegal de niñas y niños y la violación a sus derechos en los conflictos armados, siguen una tendencia alarmante en todo el mundo. Colombia a pesar de las recomendaciones que hace la ONU para que se refuercen las medidas de protección de los niños afectados, es evidente que no logra protegerlos. No conozco una sola sentencia que condene el reclutamiento de niños y niñas para la guerra.

dicripa@yahoo.com

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