¿Cuál es el pulso político que se juega el 21N?

Columnista Invitado

La coyuntura regional en países como Chile y Bolivia, sumada a los a escándalos que han afectado al Gobierno, como el que provocó la salida de Guillermo Botero del Ministerio de Defensa, ha hecho que se respire tensión a pocos días de que se cumpla la cita.

El mismo presidente de la República, Iván Duque, desde hace más de una semana no ha parado de advertir en sus discursos que no tolerará hechos violentos el 21N y ha hecho énfasis en derrumbar algunos de los argumentos de quienes planean participar en las manifestaciones. Ha dicho, por ejemplo, que no hay una reforma pensional caminando hacia el aumento de la edad de jubilación o que no se pretende bajar el salario mínimo.

Sin embargo, pese a que el mandatario de los colombianos tiene razón en estos puntos, al menos por ahora, la convocatoria a las calles no se resume a estos aspectos, sino a lo que algunos expertos han llamado un descontento generalizado de la ciudadanía frente a temas tan álgidos que han venido ocurriendo en el país en aspectos como el asesinato de líderes sociales y el aumento de la sensación de inseguridad. Un cúmulo de inconformidades sociales que sin duda medirá la gobernabilidad de Duque.

Y es que la gobernabilidad política es la que tiene en juego el presidente, entendiendo esta, como lo advierte el analista Carlos Andrés Arias Orjuela, como la capacidad para crear consensos con la población civil, negociar y dialogar con los distintos sectores, sin deslegitimar la convocatoria a las calles.

No obstante, no se puede negar que si bien la coyuntura permitirá medir la favorabilidad del mandatario, también será una oportunidad para calcular cómo están las fuerzas opositoras e independientes, que se han sumado a la convocatoria civil.

La razón, según Arias es que estas iniciativas son en sí mismas políticas, sumado a que siempre hay intereses alrededor de ellas y porque desde ya se empiezan a perfilar alternativas presidenciales para 2022.

Jorge Iván Cuervo, analista político, dice que la convocatoria a paro se ha ido transformando a medida que ha ido pasado el tiempo.

Arrancó por una iniciativa de las centrales obreras, que agrega el experto, lo hacen para ambientar la negociación del salario mínimo, pero poco a poco se ha convertido en el escenario para manifestar el inconformismo frente a la administración del Gobierno y para reconfigurar liderazgos políticos como el de Gustavo Petro, que ha estado a favor del pulso en las calles.

“Con los problemas de gobernabilidad que ha tenido Duque, el paro se transforma en un entorno de reconfiguración de escenarios políticos como el de Petro, Sergio Fajardo y algunos personajes de la Alianza Verde, que les fue bien en las elecciones. Se va a convertir en un espacio de disputa de liderazgos frente al Gobierno, para definir quién va a ser de ahí en adelante el que canalice la inconformidad de la ciudadanía hacia el Gobierno”, añade Cuervo.

El experto sostiene que la jornada será una especie de plebiscito callejero contra el Gobierno, reclamando su falta de compromiso con la paz, los problemas del exministro de Defensa Guillermo Botero, y los problemas que ha habido en el Congreso con el Centro Democrático, el partido de Gobierno, que ha propuesto algunas reformas, consideradas por muchos como inconvenientes.

De hecho, el expresidente y líder natural del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, aseguró que el paro nacional del 21 de noviembre hace parte de las acciones del Foro de Sao Paulo, para desestabilizar a los gobiernos del continente, “secundado por grupos opositores cuyo propósito ha sido bloquear al Gobierno del presidente Iván Duque”.

Así mismo, señaló que hay noticias falsas circulando que hacen parte de ese plan de desestabilización, como lo que se ha dicho sobre las reformas laboral y pensional. Agregó que el derecho a la protesta social no puede estar al servicio de anarquistas internacionales ni de grupos violentos.

Las declaraciones del senador iniciaron un pulso en las redes sociales entre quienes apoyan el paro y los que lo rechazan. No obstante, Cuervo señala que esta podría ser una oportunidad para que el presidente marque independencia del Centro Democrático, pero los movimientos que hizo esta semana en el Gabinete tras la renuncia de Botero parecen indicar que no optará por ese camino.

Duque puso la seguridad del país a cargo del saliente canciller Carlos Holmes Trujillo y el Ministerio de Relaciones Exteriores en manos de Claudia Blum, ambas fichas cercanas al uribismo, cuando muchos esperaban que abriera representación política a otros partidos.

‘Una lucha contra el mundo’

El también analista político John Mario González, califica la convocatoria a las calles como una lucha del Centro Democrático y del Gobierno contra el mundo, pero asegura que una vez más quedará demostrado lo que les ocurrió el pasado 27 de octubre con las elecciones, donde las toldas uribistas perdieron representación política alrededor de los distintos territorios del país.

“Lo que hay es una indignación y una inconformidad de la gente por la forma en que ha gobernado Duque. El Gobierno es una comedia de equivocaciones, con cálculos que le han salido mal. Creyó, por ejemplo, que Uribe le iba a resolver el problema de la necesaria mayoría parlamentaria, como si los votos en el Congreso fueran cualificados, pero no calculó que ante la pérdida de furor de la figura de Uribe eso recaería en su contra”, agrega González.

No obstante, recientemente, Duque sostuvo que el Gobierno escucha a quienes se manifiestan por diversos problemas que atraviesa del país, pero que las solicitudes deben hacerse en el marco del respeto y dejando la violencia de lado.

“Si hay algunos que quieren marchar en contra de la desigualdad o hay algunos que quieren marchar pidiendo mejor cobertura de servicios sociales, todos nos despertamos con las mismas expectativas. Entendemos que hay expresiones en la sociedad que nos hacen un llamado a ser cada vez más efectivos en lo social”, dijo el mandatario.

Para González, el Gobierno está jugando con fuego, porque lo que indica la crisis que atraviesa Chile es que es mejor construir los consensos, poner sobre la mesa las diferencias, antes de que los hechos sean irreversibles. Añade que al presidente le ha faltado ser sensato para reconocer el clima adverso que hay en el país y de esta manera intentar encontrar soluciones de fondo, porque está en juego su gobernabilidad.

González agrega que el hecho de que se trate de infundir temor sobre el paro, lo que está haciendo es tratando de ‘apagar fuego con gasolina’, porque el Gobierno es “testarudo y le falta sensatez”.

“El 21 lo que puede ocurrir es que Duque quede en cero en materia de gobernabilidad. El Gobierno que ha tratado a los partidos con arrogancia y con desdén, probablemente se va a ver en la necesidad de llamarlos, rogarles que lo ayuden a concertar una agenda nacional. El discurso de la oposición y de los independientes va a confluir con las demandas sociales. El que va a quedar solo va a ser el Gobierno y el Centro Democrático”, apunta el experto.
 

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