Sobre los tiempos del Tolima

Alberto Bejarano Ávila

La realidad socio económica tolimense no es otra cosa que una construcción levantada por sucesivas generaciones de coterráneos, por individuos de las cuales hoy unos son historia, ninguno es leyenda y casi todos somos olvido y encarnamos la intrascendencia y el esfuerzo inútil o somos símbolo de pasividad frente a los ahistóricos e inerciales tiempos del Tolima. La prueba reina de esta afirmación es nuestra misma realidad social, económica y ambiental.
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De la línea del tiempo (pasado, presente y futuro), entendería yo que el presente es sólo un eslabón entre el pasado y el futuro regional; pero ello no es ineluctable o inmutable, porque siendo verdad que las páginas del pasado ya fueron escritas, igual es verdad que las páginas del futuro están por escribirse y que, sabiendo y aceptando que el presente es una mediocre obra del pasado, las generaciones actuales tienen que asumir el reto de escribir páginas que no sean prosaico remedo de lo ya escrito, es decir, su tarea es producir un quiebre histórico en la vida regional para cumplir el aplazado designio de superar el vergonzoso atraso.

Alguien dijo que “vivir es construir recuerdos”, frase lírica que hace apología a las añoranzas más no a las enseñanzas que deja el pasado, a lecciones que deben leerse con espíritu crítico en todo ámbito de la vida tolimense para objetar de ellas todo lo dañino y estéril y usar todo lo positivo y fecundo como insumo para construir futuro. Tal vez la débil conciencia histórica no permita tejer sucesos históricos, antiguos o próximos, y por tanto dificulte entender que aquellos hechos son esenciales para moldear en el presente las realidades del futuro.

La frágil conciencia tampoco dejará entender que, si las generaciones de hoy, protagonistas de un trayecto histórico, no originan un hondo quiebre entre el antes y el después, entonces serán clones de los regentes del pasado y así el tan mentado relevo generacional continuará siendo ficción, la cadena de yerros se alargará y el futuro regional terminará siendo un mal plagio del ayer. Igual digo que la débil conciencia histórica inhibe la elemental lógica de que desarrollo y atraso son obras construidas por sociedades concretas y no por el destino o por accidentes favorables o adversos y externos, pues, si esto último fuese cierto, también sería cierto que de ello nosotros hemos sido culpables por complicidad, indolencia o incapacidad.

El buen analista del desarrollo regional, juzgo yo, concluiría en que han construido progreso los pueblos que, unidos por atributos identitarios, encararon en sus días influjos e intereses ajenos que impedían comprender y valorar tareas colectivas de alto valor estratégico para lograr el progreso de su territorio y que han construido subdesarrollo los pueblos gregarios, desunidos, con lógica política pequeña y mezquina y que, por ignorar sus intrínsecos valores terrígenos que debían acrisolar, permitieron la caricaturización de su identidad en perjuicio de su unidad y de una inteligente y solidaria visión del futuro. ¿Qué pueblo somos nosotros?

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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