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Desde luego la inutilidad de las repetidas fórmulas esbozadas cada mes obedecen a la forma de pensar y actuar de los tolimenses, pues en ésta materia, siempre creímos que el esfuerzo o el fin principal de empresarios y gobiernos es generar empleo, premisa que, en aquel ritual mensual, los mismos gobernantes, políticos y dirigentes económicos recalcan una y otra vez porque, así sea ingenua o falsa, es premisa moralmente correcta y de buen recibo mediático que genera aplausos y evita censuras derivadas del examen crítico de nuestra historia.
Las cosas como son. El fin principal de las empresas no es producir empleo sino sobrevivir, crecer y obtener ganancias, fin enteramente legítimo que, cuando se logra, crea puestos de trabajo y riqueza para la región, riqueza que por vía impuestos permite que gobiernos éticos y visionarios costeen la reinversión social. Creer que el empleo es fin misional de la empresa, pública o privada, es desconocer la eficiencia (menos costos mayor producción), el avance de la tecnología y que las empresas deben prosperar y obtener utilidades para reinvertirlas en más crecimiento empresarial y, por consecuencia, en más empleo.
Pensar que, en el Tolima, la “política” y los gobiernos que ella procrea tienen como objetivo generar empleo y desarrollo es ignorar que su “verdadero fin” es afianzar hegemonías para clientelizar lo público y controlan erarios para satisfacer ególatras voracidades que originan dañinos e inicuos efectos. Sí el fin, legítimo, de la empresa es obtener utilidades y prosperar y si el fin, ilegítimo, de la política es hegemonizar y controlar el tesoro público, entonces las falsas fórmulas para generar empleo seguirán utilizándose y el desempleo, la inseguridad, “el rebusque”, la fuga del talento y otros arraigados problemas crecerán inexorablemente.
De la empresa privada que apenas sobrevive y de un sector público cositero y non sancto, poco se esperará y por ello el talento regional debería hacer dos tareas: refundar la política honesta y legítima y asumir, en serio y a fondo, la cuestión del desarrollo. El empleo crecerá cuando, además de potenciar las empresas existentes, se duplique su número en simétrica diversidad industrial, agroindustrial, agraria y de servicios en todo el departamento y ello a su vez será posible sí el espíritu emprendedor y la cultura política regionalista se convierten en energía sinérgica capaz de vencer las profundas causas desempleo.
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