“Más tarde que nunca”

Alberto Bejarano Ávila

Ante el evidente y alarmante avance de la pandemia del Covid-19 en el Tolima y en especial en Ibagué y frente al profesionalismo y la valentía del personal médico y paramédico, surge, como patético contraste, el manejo liviano, inconsistente, incidental y hasta “pantallero” a la funesta crisis.
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Tomando como ejemplo cuanto ocurre en EE.UU., Europa, Asia y otros países de Latinoamérica se colige que el “palo no está pa’ cuchara” y, por tanto, aunque poco dado a la casuística, el duro caso obliga a proponer al gobierno departamental y las alcaldías del Tolima una solución que puede ser mejorada por los tolimenses informados y sensatos.

A veces es mejor correr el riesgo de ser más alarmista que cauteloso y la pandemia es una de esas veces, puesto que no es difícil suponer que en pocos días o meses la situación puede convertirse en gigantesca catástrofe con dolorosas e irreparables consecuencias para todos nosotros, nuestras familias, nuestros amigos, nuestra economía y nuestra convivencia y por ello es mejor precaver para luego no tener que lamentar. Craso error de los tolimenses sería dejar la vida, la tranquilidad y el futuro en manos de la liviandad y la improvisación y es por ello que la respuesta a la crisis debe ser científica, estructurada, consistente y continuada.

La propuesta mejorable empieza por recomendar la creación de una misión de especialistas y un centro unificado de dirección, operación y difusión para enfrentar el Covid-19 en todo el Departamento del Tolima. Además de un gerente de alto perfil, esta misión la integrarían epidemiólogos, sociólogos, psicólogos, comunicadores sociales, publicistas y, por supuesto, entidades de control y autoridad policial. De este modo se unificarían los análisis y los planes para que los gobiernos dicten normas de obligada observancia. Pienso que la mano dura sin ciencia, inteligencia y liderazgo legítimo “hace que el remedio sea peor que la enfermedad”.

Como es innegable que la indisciplina social es el mayor agente trasmisor de la pandemia, entonces, a más de normas claras y en su mayoría obligatorias, es necesario realizar un gran esfuerzo pedagógico para sensibilizar y despertar la conciencia de los tolimenses para que todos asumamos y exijamos responsabilidad absoluta en las medidas preventivas. Ese gran esfuerzo no puede ser otro que una campaña unificada, intensa y bien diseñada de prensa, radio, páginas web, televisión local, videos, vallas, agentes de opinión, líderes económicos, sociales y comunales, entidades educativas, etc., que sería financiada o asumida por las 47 alcaldías, la Gobernación, la empresa privada, los medios y las organizaciones sociales.

Finalizo diciendo que esta lucha exige ciencia médica, unidad de mando, análisis en equipo, decisiones unificadas, responsabilidad colectiva y comunicación intensiva y extensiva. En el Tolima jamás se realizó un esfuerzo colectivo de gran trascendencia y ahora, irónicamente, el Covid-19 nos exige realizarlo ya. La fatal pandemia y sus efectos presentes y sus amenazas a futuro revelarán la estatura moral, el talento y el compromiso del liderazgo tolimense.

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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