Bienaventuranzas en 2021

Alberto Bejarano Ávila

Cómo no sumar mis mejores deseos por la ventura y la prosperidad de los tolimenses en el 2021 si justamente ese es el sincero anhelo que siempre motiva la reflexión sobre el porqué el progreso y el bienestar social le son esquivos al Tolima, región que sólo puede explicar su atraso desde la mentalidad dominante y la forma como la han maltratado sus “dirigentes”, pues desde la perspectiva del talento, las potencialidades y los recursos, el futuro se avizora próspero.
PUBLICIDAD

Como el ritual de los deseos personales y sociales es propio del espíritu navideño y la época de transición del año, conviene aventurar un abreviado examen del porqué tantos buenos propósitos deberían ser refrendados todos los días del año.

En la década del 80 del siglo XX, copiosos, incesantes y aparentemente convincentes fueron los augurios positivos para el tercer milenio y el siglo XXI. Por esas épocas, muchos creyeron en el advenimiento del nuevo orden mundial y con él el triunfo del humanismo y la pacífica convivencia de los pueblos; creyeron que desaparecerían todos los males, que ya no habría hambre ni guerras, que habría igualdad y democracia, que las tecnologías darían tiempo y lugar al ocio creativo y enriquecedor. En fin, aunque no faltaron voces escépticas y temores por el “efecto 2000”, esa época estaba henchida de imaginación, esperanzas y optimismo.

 Si bien el cambio de milenio o siglo no es fácilmente comparable con el cambio de año, debo recordar, para intentar una analogía, una lectura aleccionadora que por fortuna pude hacer en esos días de júbilo por la llegada del nuevo orden mundial; eran las “Seis Propuestas Para el Próximo Milenio”, libro que Ítalo Calvino no pudo acabar porque moriría en 1985. De ese texto cito una frase categórica que enseña a balancear los cotidianos y justos deseos con la posibilidad cierta de alcanzarlos en el futuro. Reza aquel pasaje: “… nos asomaremos al próximo milenio, sin esperar encontrarnos nada más que aquello que seamos capaces de llevar”. Parafraseando a Calvino me pregunto: ¿Qué llevaremos los tolimenses al 2021?

 Como todo año, en vísperas del 2021 muchos harán listas de deseos íntimos y familiares y otros abrigaremos la ilusión de que el nuevo año traerá desarrollo, empleo, inclusión social y tantos más dones que los tolimenses jamás hemos gozado, pero tal vez sin caer en cuenta que al 2021 llevaremos lo mismo que hemos llevado a los años anteriores, pues la ortodoxia económica, las estrategias, las tesis del desarrollo, la politiquería, la mentalidad, los lugares comunes, las promesas mentirosas y más erráticos “decires y haceres”, serán reeditados y, por ello, el optimismo per se no es indicio de mejores días. Quisiera equivocarme.

En este mes de buenos deseos, con respeto invito al Tolima a hacer propósitos de enmienda y a buscar ideas seminales que permitan iniciar la reconstrucción moral, política, territorial, jurídica y sociológica de nuestra región. Con unidad y pensamiento realmente transformador, un futuro mejor empezaría a asomarse. Feliz navidad y mucha prosperidad en el 2021.

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

Comentarios