Sostenibilidad del museo panóptico

Alberto Bejarano Ávila

Juicioso seguí, el 26 de abril, la transmisión del conversatorio “Perspectivas y Desafíos de la Sostenibilidad del Museo Panóptico de Ibagué”, evento en el que participaron museólogos del país y del exterior. Mi interés en el conversatorio convocado por la Secretaría de Cultura de Ibagué, obedecía a que hace pocos días propuse instituir, en el Panóptico, la Casa de las Colonias Municipales del Tolima, idea que, aunque mereció muchas y favorables opiniones, fue ignorada en las instancias municipales (alcaldía, secretarías, concejo) y, por tanto, como otras ideas que plantean los ibaguereños, ésta no pudo sustentarse.
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Sugestivas fueron las exposiciones de los museólogos; en especial me llamo la atención el expositor costarricense quien en lenguaje pertinente habló de “descolgar las obras para que entren las realidades”. Por lo oído e inferido, reafirmo mi duda del por qué un museo en un escenario que fue epicentro de historias dolorosas para el Tolima, tragedia que tendría que recordarnos no “olvidar la historia para no tener que repetirla” y, por lo mismo, espolear la voluntad para explorar otras opciones o, al menos, pensar en una hibridación de la memoria y las dinámicas sociales para que todos los tolimenses, si realmente lo deseamos, podamos construir juntos un futuro con calidad de vida muy superior a la que hoy tenemos.

Pudiera ser esnobismo o influjo eurocentrista en tierra subdesarrollada lo que aguijonea la finalidad de que el panóptico sea un museo sostenible, finalidad que, en mi indocto parecer, no se ve clara porque, si bien hoy la Oficina de Cultura tiene una directora competente, ello no será para siempre, pues, en su momento, la estrecha mentalidad clientelista que invadió lo público y que patea el futuro tolimense, reclamará esa dirección para alojar allí la torpeza, la discontinuidad y la rapiña. Por tan irrebatibles razones, y no por pesimista o agorero, creo que el museo está condenado al fracaso y el panóptico a la ruina.

Que sostenibilidad tendría el Museo Panóptico si “el Tolima es el número uno en obras sin terminar, 49, que valdrían 742 mil millones” (El Cronista). Recordemos el desgano con que los gobiernos han mirado al Conservatorio; al patrimonio arquitectónico de La Pola y Belén en Ibagué o de Ambalema y más lugares del norte tolimense; al MAT; a la Casona de Jorge Isaacs; a la Casa Mutis; a la estación de Picaleña (?) y de la 19 (fue demolida); al acueducto complementario; al Triángulo del Tolima; al mismo Panóptico (15 años en restauración).

El Panóptico es lugar ideal para empezar a reconstruir el alma del Tolima y por ello, aunque no permitan sustentarlo, insisto en la Casa de las Colonias. La Gobernación, 47 municipios y otras instituciones, públicas y privadas, pueden viabilizar un modelo de gestión sostenible y eficiente. Coda: Dra. Greis, no entendí su tesis de que “no sería un museo regionalista, un museo aburrido”; con respeto y plena certeza expreso que, sin regionalismo, sin tener los pies puestos en la tierra, el Tolima jamás será universal, respetado y próspero.

ALBERTO BEJARANO ÀVILA

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