Líder histórico o vergüenza política

Alberto Bejarano Ávila

Impactó la denuncia del concejal Rubén Darío Correa (El Olfato, mayo 11 del 22) de la oferta de mil quinientos millones y más canonjías para que se “bajara de su campaña a la alcaldía” y adhiriera a la campaña del “actual” Alcalde de Ibagué. Además de tal denuncia, conocimos otras sin ningún desenlace, seguramente por extemporáneas, por no sustentarse o porque “la justicia es para los de ruana”. De todas formas, el valeroso proceder del concejal le abre camino electoral hacia octubre del 2023, claro, si demuestra coherencia y, sin egolatría, acompaña a un proyecto político que trasforme al Tolima trasformando a Ibagué.
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De postularse, mi voto para alcalde de Ibagué en 2023 seria por el concejal Correa siempre que su aspiración obedezca a una consistente visión estratégica para cambiar la realidad y no solo para cambiar torpezas y resabios por ética y buena intención, porque si bien la ética y la buena fe son inherentes a toda actividad humana e impronta de decencia política, es la atinada visión estratégica la que ilumina esa visión colectiva del futuro que aviva la cohesión social y afirma liderazgos políticos para transformar realidades. Por tal razón sucintamente planteo algunas ideas que creo válidas para imaginar un enfoque estratégico correcto que, sumado a la ética, permitiría que la política realmente redima al Tolima.

Porfió en que derrotar a un gamonal para que surja otro gamonal es estupidez política, pues lo que debe abolirse es el modelo mental y funcional del gamonalismo que, desde hace diez lustros, el Tolima acepta como único paradigma político y remplazarlo por una construcción política democrática basada en un proyecto socioeconómicos-territorial integral y profundo para salvar al Tolima. 

Mientras subsista el arcaico modelo mental gamonalesco cada político será un fin (ahí empieza el extravió ético) y no, como debe ser, un eficaz actor del desarrollo. Sin un modelo de desarrollo la política será de vergüenza y el Tolima víctima de gamonales que, pagados de sí mismos, anteponen su egolatría sobre el supremo interés tolimense.

Igual porfió en que, por diversidad cultural; orden sistémico; sinergias económicas, sociales y políticas; complejidad de los circuitos económicos que confluyen al desarrollo; formación histórica del orden sociológico tolimense; peso político ante el país y más razones, el nuevo liderazgo (más que un líder) no debe adoptar lo local (ej., Ibagué) como norte político, pues lo local no tiene futuro sin lo regional y viceversa y, por ello, el gran proyecto político matriz es salvar al Tolima sincronizando los desarrollos locales. 

No es un político suelto y narcisista, son cientos de elegidos para alcaldías, concejos, asamblea, gobernación los que, unidos por un mismo proyecto político y un mismo enfoque estratégico, podrán trasformar al Tolima.

Al edil Correa y a quienes no tengan su ego y su bolsillo como imán que los atrae a la política, los insto a repudiar el gamonalismo y unirse en un gran proyecto para salvar al Tolima, Solo así ustedes, buenas personas, podrán ser líderes históricos y nunca vergüenzas políticas.




 

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Alberto Bejarano Ávila

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