“Si no te gusta algo, cámbialo”

Alberto Bejarano Ávila

Seguramente coincido con millones de progresistas en que del resultado electoral del 29 de mayo nos quedó un sabor agridulce que exige análisis racional y no emocional, conclusiones y acción decidida ante la segunda vuelta.
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Sin duda fue positiva la gran votación por Gustavo Petro, pues son votos reflexivos de personas que reconocen que él lidera el único proyecto político estructurado y profundo para reconstruir el país. Igualmente fue positivo que en el Tolima los votos de Petro y Hernández (votos de buena fe) triplicaran los de Gutiérrez, pues ello muestra un caracterizado rechazo al viejo y funesto gamonalismo. Y no menos diciente fue que en Ibagué Petro venciera a Gutiérrez y a Hernández, porque ello muestra que, por incoherencia, miedo, odio y prejuicio, los ibaguereños no nos oponemos al cambio.

Sin duda los votos por Hernández, hasta ahora, fueron de buena fe, pero muchos de los que obtenga el 19 de junio no lo serán (ya diré por qué). Sin duda quienes en el Tolima votaron por Hernández fueron personas “mamadas” de la corrupción pero que, con respeto lo digo, olvidan que la corrupción es apenas otra consecuencia de un sistema clasista, avaro, racista, insolidario y excluyente y que por tanto no es con madrazos, fuete y simpatía falsa como se eliminará. Tampoco es con patético show de machismo grosero como podemos avanzar en cultura, normatividad pública, estructuras nacionales y convivencia entre los colombianos y por ello Hernández está a años luz de ser el estadista que hoy Colombia necesita.

Vergonzoso contrasentido sería que el blablablá anticorrupción sea la tabla de salvación de la corrupción y ello ya se ve venir por la estampida de politiqueros que se está produciendo hacia la segunda opción porque no quieren perder el que, hasta ahora, fuera “su país” y, así Hernández diga que los rechaza, ellos votarán por él, pues saben que es manipulable, torpe y liviano y que su bravuconada no cambiará la realidad. Lo cierto es que esa estampida está infectando de infamia la buena fe de los votos de mayo 29 y eso tienen que saberlo quienes creyeron en un espejismo que, a segundos de cerrado el escrutinio, empezó a desdibujarse, pues sería craso error elegir un candidato que ya fue “capturado” por los trogloditas.

Porque conozco la calidad humana de muchos que creen que el señor Hernández frenará la corrupción, quiero invitarlos a pensar su decisión el 19 de junio, porque son infundados los prejuicios hacia el candidato que otros creemos el más capaz para orientar los destinos del país y porque, así tengan otros motivos, ello no es excusa para tenderle tabla de salvación a la sucia politiquería, como sí lo hacen ex progresistas, ambivalentes y faltos de entereza. Sabemos que está en juego el bien vivir de todos los colombianos y no el interés espurio del despotismo y debemos saber que, así sea de buena fe, elegir presidente ignorante y voluble es seguir hundiendo a Colombia en el insondable infierno de desigualdad y violencia.

 

 

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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