No existe historia tolimense (III)

Alberto Bejarano Ávila

En razón a que existen países y regiones exportadoras e importadoras de capital financiero, uno se pregunta si este es o no asunto pertinente al desarrollo tolimense y en consecuencia si la “Visión Tolima”, los políticos y los líderes económicos conciben, como estrategia capital, fundar un mercado de capitales del Tolima. De no ser así entonces el desarrollo es narrativa boba, pues el Tolima seguirá siendo nicho rentable y exclusivo para financistas nacionales y transnacionales que, en gran parte, con el mismo ahorro público y privado de los tolimenses especularán y lograrán la mejor tajada del esfuerzo productivo regional: Sin finanzas propias una “región pobre” acaba siendo colonia o enclave económico y su progreso un imposible.
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Tal vez se crea que el actual modelo financiero es virtuoso e inmutable y por tanto mentira que réditos o utilidades, empleos, avance tecnológico, reinversión, inclusión y más atributos que aportaría una operación financiera gestionada por tolimenses sea decisiva para nuestro progreso. Pero no siempre se pensó así. Hernán Clavijo (“Formación Histórica de las Élites Locales en el Tolima”, tomo II), nos recuerda que “en 1882 (hace 140 años) apareció la más importante sociedad anónima de tipo financiero que se fundó en tierras del actual Tolima, el Banco de Honda… y que el mayor accionista no fue ningún empresario extranjero sino un comerciante de Honda, Gregorio Castrillón, quien compró 20 acciones...”

También en 1882 “se creó el Banco del Tolima, (“Bancos y Banqueros”, sin mayores datos) con capital autorizado de 200 mil pesos… y que funcionó hasta 1886, año en que lo absorbió el Banco de Neiva”. No menos valiosa fue la creación en 1984 de “Corfitolima, Corporación Financiera del Tolima”, que operó por varios años y luego fue fusionada con la Corporación Financiera Santander. De otra parte, en las décadas 60 y 70 del siglo pasado y auspiciadas por la Iglesia y la Alianza para el Progreso, en muchos municipios tolimenses se instituyeron cooperativas de ahorro y crédito, emulando el modelo Crédit Unions, que en USA continúa ejerciendo destacado desempeño para beneficio a pequeños empresarios y clase media.

Después de los 80, algunas cooperativas, es el caso Cooperamos, ampliaron su perspectiva para crear un modelo financiero adecuado al Tolima que partía del propósito de reconstruir la identidad histórico-territorial para construir socialmente la región, es decir, su visión y su misión trascendía el mero pragmatismo y se erigía como gran plataforma estratégica socio económica para redimir al Tolima, adaptando modelos que cambiaron otras realidades, ej.: cooperativas Desjardins, Quebec, Canadá; Reiffeisen, Alemania; Credit Unions, USA; IMFC Idelcoop, Argentina; historia de Mondragón Corporación Cooperativa, País Vasco, España.

Las condiciones objetivas para un enfoque financiero-crediticio tolimense no han cambiado, cambió nuestra lógica, que hoy es ahistórica o ignora la historia y por ello de tanto “fracaso” no aprendemos, razón que nos lleva a recular, pero eso sí, convencidos de que avanzamos.

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!

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ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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