Acuaponía: un ejemplo de bioeconomía para el desarrollo del Tolima (II)

Alfonso Reyes Alvarado

De acuerdo con las cifras presentadas por la dirección de cadenas pecuarias, pesqueras y acuícolas del Ministerio de Agricultura, el departamento del Tolima ocupa el tercer lugar en la producción acuícola de Colombia, después de los departamentos de Huila y Meta. Su producción se concentra en tilapia y cachama y aporta tan solo el 10 % de la producción del país. Sin embargo, la producción se basa en acuicultura convencional (o piscicultura en estanques), que genera un impacto negativo y significativo en el ambiente por la contaminación que produce al verter los desechos producidos por los peces al cauce del que se toma el agua para formar los estanques.
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La acuaponía es una técnica de cultivo relativamente reciente que combina los métodos de la hidroponía con la piscicultura en tanques para producir cultivos orgánicos extraordinariamente eficientes, que no producen efluentes contaminantes, y apenas consumen recursos básicos comparados con las técnicas agrícolas tradicionales. Consiste en cultivar peces en pequeños tanques que permiten regular las variables que requieren los peces para crecer adecuadamente. El agua de los tanques se filtra regularmente y se utiliza como insumo de cultivos hidropónicos: vegetales, tomates, etc. A su vez, el agua de estos cultivos es filtrada nuevamente para ser inyectada al tanque del cultivo de peces. Mediante este círculo virtuoso se reutiliza el 95 % del agua.

Para su desarrollo, la acuaponía no necesita maquinaria pesada para laborar la tierra ni para cosechar y utiliza energía solar para su operación por lo que no consume combustibles fósiles. Permite cultivar incluso donde la tierra no es apta para hacerlo, no precisa fertilizantes químicos sintéticos, no genera vertidos contaminantes porque regenera y reutiliza sus propios residuos, es una forma de cultivo de proximidad y su producción es 100% orgánica, entre otras muchas ventajas. En síntesis, es un proceso ambientalmente sostenible propio de la economía circular.

Es un sistema de producción que puede ser utilizado por pequeños productores quienes, a su vez, pueden organizarse en cooperativas para asegurar un modelo eficiente y equitativo de comercialización.

Es el momento de innovar y utilizar tecnología de punta para transformar las prácticas desuetas y contaminantes de la piscicultura tradicional. La acuaponía es parte de un modelo de desarrollo socioeconómico incluyente, que no concentra la riqueza generada en unas pocas manos, sino que la distribuye entre los pequeños productores. 

Finalmente, los jóvenes de los municipios pueden formarse en programas tecnológicos para que sean ellos (as) quienes se apropien de esta tecnología y se conviertan en los agentes de cambio local. De esta manera nos haríamos cargo del creciente desempleo juvenil que aqueja a nuestro territorio. Con todas estas ventajas a la vista, y con el anuncio del gobierno de apoyar proyectos de desarrollo productivo sustentados en la bioeconomía regional, parece que es el momento adecuado para darle un giro a la industria piscícola del Departamento.

ALFONSO REYES ALVARADO

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