“He aquí el tinglado de la antigua farsa”

Estas palabras, las primeras de los “Intereses Creados”, la inmortal obra de Jacinto Benavente, vienen como anillo al dedo para describir la solución que en última hora le dio la mal llamada Federación Colombiana de Futbol (Colfútbol), al enredo creado a raíz de su equivocada designación del ‘Bolillo’ como entrenador de la selección Colombia de mayores de cara al mundial de 2014.

Igual de torpe y equivocada a la nefanda intentona de su ratificación, fortunosamente abortada, luego del sonado escándalo que aquel protagonizó al embriagarse, cual auriga, y golpear inmisericordemente una mujer, y que fue repudiado hasta la saciedad por los medios y la opinión pública en general.

Porque escoger a Leonel Álvarez como el reemplazo de aquel ante la negativa del sureño Gerardo Martino, no pasa de ser la continuación en fila india de los protagonistas de la oscura década de los 90 de la pasada centuria, en la que se amenazaba y daba muerte a árbitros, se compraban consciencias y resultados, como se dice, sucedió con la Copa Libertadores que ganó el Atlético Nacional por aquellas calendas, haciéndole ver a la juventud lo equivocado de tomar el camino recto, pues la ruta más corta para el triunfo, en contravía de lo que enseña la ética, era el fácil enriquecimiento que brinda el ilícito comercio de estupefacientes.

Independiente de las calidades futbolísticas de Álvarez, que no se pueden desconocer, y de su breve y modesta trayectoria como director técnico, pues hace parte de “los mismos con las mismas”, que se incubaron y destacaron en aquel ambiente que sirvió de caldo de cultivo al sicariato y el pandillaje que tanto dolor le trajo y sigue trayendo al país, para que hoy nos lo impongan trasmutado en paradigma para nuestros aficionados y deportistas.

Otro episodio que ratifica lo que se ha venido diciendo del Comité Ejecutivo del deporte de multitudes y su presidente, Bedoya: que contemporizan con todo lo que de negativo tiene el país, al punto de convertir el fútbol en un vulgar negocio emparentado con la cultura del delito, que avanza y permea varias de nuestras instituciones.

Debiera aprovecharse la hora de ahora, en la que se han tomado importantes medidas para la reconversión de la naturaleza jurídica de los actuales equipos que participan en el rentado, con miras a democratizarlos, volviéndolos verdaderos clubes bajo la forma de sociedades anónimas, y seguir con el relevo y la depuración de la dirigencia del fútbol nacional, procurando otros protagonistas no contaminados y con más respeto por el país ­deportivo, así como directores técnicos probos y de probada eficiencia como los tolimenses Hernán Torres y Jorge Luis Bernal, que han hecho de modestos clubes como el Deportes Tolima triunfadores indiscutidos y los han insertado entre los mejores del continente.

Credito
MANUEL JOSÉ ALVAREZ DIDYME-DÔME

Comentarios