¿La universidad colombiana de hoy, sera la misma que concibió Laserna?

La penosa circunstancia que para el sector educativo colombiano constituyó la reciente muerte de Mario Laserna acaecida en esta ciudad, dado su protagónico papel dentro de él por sus estrechos vínculos con la Universidad colombiana, pone sobre el tapete algunas de las circunstancias que protagonizó en vida este intelectual.

La penosa circunstancia que para el sector educativo colombiano constituyó la reciente muerte de Mario Laserna acaecida en esta ciudad, dado su protagónico papel dentro de él por sus estrechos vínculos con la Universidad colombiana, pone sobre el tapete algunas de las circunstancias que protagonizó en vida este intelectual, que bien vale la pena recoger para hacer de ellas objeto de somero análisis y reflexión.
 
Y es que en efecto, “el profesor distraído” como lo llamaron muchos de sus alumnos gracias a su desprevenida forma de ser y de vestir, en la plenitud de su juventud trajo hasta nosotros lo más valioso de la academia norteamericana de entonces, aprovechando el atinado consejo de algunos de quienes fueron sus profesores y mentores y promovió junto con otros 52 intelectuales visionarios y dentro de las posibilidades de la época, una institución que contribuyera a la perdida estabilidad del país, semejante a las Universidades de Columbia o Princeton en donde discurrieron varios de sus estudios de posgrado, “pero a la colombiana”: la Universidad de los Andes, catalogada hoy entre las instituciones de mayor reconocimiento en latinoamérica por su alta calidad.

 E idéntico propósito lo acompaño en su paso por la rectoría de la Universidad Nacional que regentó por allá entre 1959 y 1961 por designación que le hiciera el entonces Presidente Alberto Lleras Camargo, en donde a no dudarlo se esforzó por dejar clara impronta de lo que ya antes había logrado en la academia “uniandina” y por tanto sabía que se podía alcanzar: la excelencia, para lo cual no escatimó ni en esfuerzo, ni en inversión.

 En una y otra con los altos patrones de exigencia aprehendidos en su paso por el imperio del norte y que refrendó en Heildemberg, en Alemania, logró niveles de calidad que poco conocía el sector educativo nacional, probando de esta forma además, su capacidad, tanto en el campo teórico como en el práctico
 
Contrastante circunstancia con lo que se viene dando de un tiempo para acá en Colombia con el establecimiento, puesta en marcha y operación en serie de una pluralidad de improvisados centros, mal llamados de educación superior, para los que prima el número de ingresados que impacta positivamente en el lucro que aquellos  persiguen, que no en la calidad que el país espera exorne a quienes, portando un título, egresan de tales aulas. 

Conformando un panorama bien diverso del que concibió e inspiró a Laserna en su claro propósito de contribuir a transformar el país del momento, anclado en el medioevo y el deseo de integrarlo, así fuese tardíamente, a la modernidad. 

Todo ello con el cómplice concurso de las autoridades que gobiernan el sector, al tolerar, indolentes este remedo de instituciones que solo pueden producir el franco descaecimiento de las diversas profesiones, el imperio de la mediocridad y la prolongación del atraso y el subdesarrollo. 

Credito
MANUEL JOSÉ ALVAREZ DIDYME- DôME

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