En busca de nuestra identidad, un valioso registro histórico

Álvaro Cuartas Coymat inquieto historiógrafo de la comarca, armado de la paciencia que distingue a los exitosos pesquisidores, se dio a la tarea de “reburujar” entre las curiosidades bibliográficas del Banco de la República.

Álvaro Cuartas Coymat inquieto historiógrafo de la comarca, armado de la paciencia que distingue a los exitosos pesquisidores, se dio a la tarea de “reburujar” entre las curiosidades bibliográficas del Banco de la República, para desvirtuar a aquellos que descreíamos de la inefable anécdota según la cual, un noble y diplomático francés extraviado en estas breñas por allá hacia finales del siglo XIX, arrobado ante la capacidad melódica de los raizales, llamó a Ibagué, “la ciudad musical”, dándonos con tal apelativo un factor de identidad hacia el futuro que determinaría nuestra principal vocación y sobre el cual cifraríamos, como en efecto lo hacemos, nuestro orgullo como grupo humano.

Un apelativo que desde entonces nos distingue haciendo tránsito en el tiempo arropados con él como elemento fundamental de nuestra tradición, cohesionador de la región y pilar del sentimiento de pertenencia de los tolimenses.

Y desveló en su libro “El Conde de Gabriac en Ibagué” el origen y la personalidad del hasta entonces desconocido impenitente viajero, del cual solo se tenía imprecisa noticia de su procedencia: el condado de Gabriac, una pequeña comunidad francesa, situada en la región de la “langue doc”, en el departamento de Lozère, en el didtrito de Florac y en el cantón de Barre-des-Cévennes, en el extremo sur de la Galia.

En tan meritoria tarea, Cuartas contó con la eficiente asistencia de la profesora Astrid Caro de Bayens, exdirectora del centro de Idiomas de la Universidad de Ibagué, quien realizó una impecable y fiel traducción de los textos del francés.

Claro que el libro no fue el único acierto del historiador, pues enmarcó su alumbramiento con un brillante concierto en la sala Alberto Castilla del Conservatorio de Música del Tolima, en el cual el coro y la orquesta sinfónica de la Universidad del Tolima interpretaron impecablemente y bajo la siempre atildada batuta, del maestro César Augusto Zambrano Rodríguez, al lado de dos destacadas obras de este, -“el Sanjuanero-caña Nº 5 parte integrante de la Rapsodia “Tolima canto de vida” y de la cantata breve “Tierra”-, una “pequeña fantasía” elaborada a partir de las apuntaciones musicales incorporadas en el libro “Viaje a través de América del Sur”, por el polifacético Conde Alexis de Gabriac, tomadas directamente de lo escuchado por él en el precario recinto en el que pernoctó mientras estuvo entre nosotros, rodeado de animales y frutos varios de los que da la tierra .

Un loable y ejemplificante esfuerzo intelectual de un destacado miembro de nuestra poco productiva Academia de Historia, digno del aplauso y el reconocimienro generales.

Credito
MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME - DOME

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