¿Si será posible una paz total?
El tiempo que llevamos exaltando la violencia, ha terminado por convertirla en un consustancial atributo del ser colombiano, desde cuando se relieva en las bancas escolares la condición guerrera de algunas de nuestras tribus -caribes y pijaos son ejemplo-, en tanto se alude en forma casi desdeñosa a la mansedumbre de otras como los mayas y los chibchas, de quienes se dice, fueron fácilmente conquistados y sojuzgados por su pobre capacidad de lucha y por haberse calificado en la artesanía o la astronomía, que no en el combate.