¿Si será posible una paz total?

El tiempo que llevamos exaltando la violencia, ha terminado por convertirla en un consustancial atributo del ser colombiano, desde cuando se relieva en las bancas escolares la condición guerrera de algunas de nuestras tribus -caribes y pijaos son ejemplo-, en tanto se alude en forma casi desdeñosa a la mansedumbre de otras como los mayas y los chibchas, de quienes se dice, fueron fácilmente conquistados y sojuzgados por su pobre capacidad de lucha y por haberse calificado en la artesanía o la astronomía, que no en el combate.

¿Qué futuro tiene la ‘malla verde local’ en Ibagué?

Pese a las muchas voces que al respecto se alzan en el país y el alto impacto que en lo urbanístico, social y ambiental tiene el tema, fácilmente puede advertirse, que aquí y ahora su interés, ha terminado por caer en la indiferencia, ante lo cual estimamos que es menester perseverar con intensidad y no dejar hasta cuando la ‘malla verde local’ alcance en esta musical ciudad, la generalizada conciencia de su importancia y encuentre la Administración municipal que la incorpore entre sus prioridades, así como al grupo de ciudadanos que la entienda y lleve a cabo las positivas y necesarias acciones sobre su cobertura y manejo en el espacio público.

Las verdaderas “premisas de la paz”

Los cambios de gobierno suelen traer aparejadas exageradas esperanzas de mejores tiempos por venir, acompañadas de nutridas promesas de realización de aplazados proyectos, de aquellas que por calendas han alimentado una pluralidad de aspiraciones.

La movilidad urbana

Es uno de los principales y más serios problemas que afrontan hoy los centros urbanos, no solo la fría y populosa capital Bogotá, sino  casi la totalidad de las urbes del país con grave perjuicio para ellas, en cuanto se constituye en factor determinante de la negativa valoración que de la calidad de vida hacen sus habitantes y la de quienes a ellas arriban pensando en arraigarse o aún como ocasionales turistas.

¿Y si Petro llegase a faltar?

Los esporádicos períodos en los que ha regido la institución vicepresidencial, son más que suficientes para evidenciar que dicha institución, dados los nocivos efectos que comporta, en cuanto incomoda nuestra poco racional forma de hacer política, debería suprimirse del texto constitucional, como muchos lo piensan con acierto.

¿Se iniciaron los tiempos “del centralismo democrático”?

No obstante ser originario de la ignota población de Ciénaga de Oro en el Sinú Medio del departamento de Córdoba y haber crecido en la provincia de Zipaquirá, el pequeño municipio de Cundinamarca de donde fue Personero y llegó a ser concejal entre los años de 1984 y 1986, ya dio antipáticas muestras de un híspido centralismo y de su radical desprecio por la periferia de la fría y mediterránea Bogotá, al haber dejado “plantados” a los alcaldes (¿órganos inferiores? ) provenientes de todo el país y no asistir a la reunión convocada por ellos en el Hotel Tequendama, para hablar sobre el Plan de Desarrollo, supuestamente por estar asistiendo a una sesión de empalme sobre seguridad, no obstante a haberles confirmado con antelación su presencia.

“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”

“Colombianopitecus circense”, fue una obra de teatro estrenada en Bogotá hace ya varios años por el grupo “Ditirambo”, la cual, mediante un encantador juego de música y máscaras, describía la variada tipología de colombianos que coexisten en la actualidad, grupo dentro del cual sobresale notoriamente aquel que busca aprovecharse del error ajeno, hace mal uso de la confianza que se le dispensa, o abusa de la posición dominante cuando la tiene, terminando por convertirse en un mal ejemplo pero con total aceptación social, tanto que entre las “cualidades” que se le destacan a alguien hoy, están estas, bajo el calificativo genérico de “viveza”.

¿Es Ibagué hoy una verdadera ciudad?

El área territorial que con su urbanización ha ido copando y el creciente número de personas que la viene habitando, constituyen en apariencia razones de peso más que suficientes para poderle dar a esta capital el calificativo de ciudad. Sin embargo, pensamos, que para merecer en verdad tal título, a Ibagué le falta que su nivel de desarrollo sea compatible con el tamaño de su espacio físico y el de su población, y que simultáneamente con su crecimiento y expansión, se halle dotada de los servicios propios de toda comunidad urbana de normal desenvolvimiento.

¡Agua, más agua!

Como de todos es sabido por haberlo aprendido desde los primeros años de asistencia a las bancas escolares o al menos por habérnoslo enseñado la propia experiencia, el agua es el principal elemento de vida, al punto que los humanos no podríamos subsistir sin tener acceso a ella durante más de cinco o seis días, dado que nuestros cuerpos están conformados, desde cuando nacemos por un 75 % de ella y cerca del 60 % en la edad adulta, la cual se encuentra y permanece en el interior de las células y circula en la sangre y baña los tejidos, de forma similar a como ocurre con los diferentes animales y otros seres vivientes que habitan el planeta.

La reforma a la Policía

Frente a la polémica que se ha originado al respecto y tal como lo hemos creído y seguiremos creyendo, que nuestra sociedad debe, hasta donde más pueda, procurar la máxima eficiencia de todos y cada uno de sus recursos, incluyendo el de su Policía, nos parece contrario a toda lógica, que el gobierno que próximamente se inicia, aspire a que se impulsen reformas a dicha institución, -como algunos de sus miembros lo vienen planteando-, bajo la premisa de que una Policía militarizada y sujeta a las presiones propias del conflicto se ha ido apartando de los ciudadanos, haciendo imperiosa la recuperación de su naturaleza de cuerpo civil, separándola del Ministerio de Defensa para adscribirla a una nueva cartera que se creará en la administración Petro, bajo el nombre de “Ministerio de la Paz, Seguridad y Convivencia”, con lo cual se corren los riesgos de politizarla y tornar tan especializada su función, que solo se ocupe de unas pocas tareas puntualmente y previamente asignadas o convenidas, desentendiéndose por completo de todo lo demás que suceda a su alrededor.